El mundo está en llamas porque las razas, las sub-razas, las naciones y las culturas están siendo forzadas a violar sus propios instintos naturales para su propia preservación. Varios hombres de buena voluntad, pero de débil entendimiento, están luchando contra los síntomas resultantes de la desobediencia a las Leyes Naturales. Como es natural para el hombre, muchos adoptan estrechas y limitadas posiciones basadas en las opiniones formadas en base al entorno inmediato, sus circunstancias del momento, y en dogmas condicionados.
La raza blanca ha sufrido las invasiones y la brutalidad de África y de Asia durante miles de años. Por ejemplo, Atila y los hunos asiáticos que invadieron Europa en el siglo V, violando, saqueando y asesinando desde los Alpes hasta los mares Báltico y Caspio. Este escenario se repitió 800 años más tarde con los mongoles de Genghis Khan. En el siglo VIII, cientos de años antes de que los negros fueran llevados a América, los moros norafricanos, de un trasfondo racial mezclado, invadieron y conquistaron Portugal, España y parte de Francia. Así, la pretendida obsesión de culpabilidad puesta sobre la raza blanca por los asesinos de la civilización, no es válida según las circunstancias históricas y la ley de la Naturaleza que niega la compasión entre especies distintas. El hecho es que todas las razas se han beneficiado de una manera desmesurada del genio creativo del pueblo ario.
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