Necesitaríamos Caballeros para defendernos

¿Por qué no reaccionamos?, preguntan algunos. Sí.. ¿por qué estamos tan tranquilos?...

En nombre de la cháchara humanitaria seremos invadidos y tragados, el Rabino Bergogliowitz por supuesto ayuda a esa sombría agenda en nombre de la caridad, y Frau Merkel y los medios de manipulación lo imponen a una población europea distraída y acomplejada, el objetivo es destruír principalmente la homogeneidad racial y cultural de Europa, el Nuevo Orden Judío está explotando lo que queda de las sociedades tradicionales y humanísticas, las naciones están muertas, somos una especie condenada.

Europa está anestesiada por la basura televisiva, por la tecnología, por las modas, los políticos ya no son elegidos sino seleccionados por una jerarquía oculta. 

  

¡Oh, que yo no tenga súbditos enemigos

cuando extranjeros adversos atemorizan mis ciudades

con el espantoso despliegue de la invasión violenta!"

Shakespeare 

El mundo moderno no es malo, en ciertos aspectos el mundo moderno es demasiado bueno, son simplemente los vicios los que quedan sueltos y ellos deambulan y dañan realmente.

Algunos, los mas belicistas dicen donde están los ejércitos..

¡Ah sí, el ejército!. ¡Todos aquellos miles de hombres, oficiales y generales! ¡Palabras, eso es todo! Palabras vestidas en uniformes, escondiendo su debilidad detrás de aquella fachada de acero militar, y lista para correr ante el primer signo de acción, durante épocas esto ha sido solamente un ejército de hacer creer, nadie realmente se atreve a usarlo, por miedo de revelar cuán indigna farsa es. 

La voluntad de hombre no está destruída, sino ablandada, doblegada, y dirigida, los hombres son constantemente impedidos de actuar, tal poder no destruye sino que impide la existencia, no tiraniza sino que reduce, enerva, extingue y estupidiza a la gente, hasta que cada nación quede reducida a no ser nada mejor que una multitud de animales tímidos y laboriosos, de los cuales el Gobierno es el pastor.

Hay que despertar, abrid los ojos, las burocracias que gobiernan nos evitan pensar.