Como revolucionarios Nacionalsocialistas debemos mirar hacia adelante, hacia el futuro, no mirar hacia atrás todo el tiempo y lamentar lo que se perdió y nunca volverá.
Es importante en este contexto que, como en todo lo demás, sea creado un equilibrio, lo que significa que lo viejo está diseñado para dar a luz a lo nuevo, no para osificarse y morir. Pero lo nuevo debe ser leal con lo antiguo.
Debemos entender que el viejo y majestuoso roble que ha crecido durante mil años también debe morir, y que la pequeña planta insignificante que crece junto a él representa el futuro una vez que aquellos mil años hayan pasado.
Entendemos que la renovación es necesaria en la lucha existencial y por lo tanto que nunca podemos dejar que nuestra cosmovisión nacionalsocialista se osifique en una antigua forma. Pero también tenemos que comprender que la renovación debe ser leal a los principios, y debe ser leal a su propia naturaleza.
Nosotros los Nacionalsocialistas estamos a la ofensiva. Comprendemos que el Estado-nación sueco que una vez existió nunca existirá otra vez, y no tenemos la intención de tratar de aplicar un parche para salvar algo cuyo tiempo ya ha pasado.
En vez de eso, nosotros, si deseamos que nuestra especie siga viviendo, debemos crear una nueva visión para el futuro y luego resueltamente luchar por su realización.
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