Poco se ha entendido sobre el sistema de finanzas nacionalsocialista y fascista, y generalmente se acepta que Alemania en particular logró la recuperación económica mediante gastos en armamentos. Incluso si aceptamos aquella presunción, ella explica poco. En efecto, uno de los objetivos originales del embrionario Partido Nacionalsocialista cuando todavía era conocido como elPartido de los Trabajadores Alemanes, y antes del ingreso de Hitler, era "acabar con la esclavitud del interés".
Un ideólogo clave del naciente Partido era también el principal abogado de la reforma bancaria en Alemania, Gottfried Feder. Curiosamente, casi en la misma época (1917) el escocés C. H. Douglas, un ingeniero al igual que Feder, estaba formulando una doctrina ampliamente similar, el Crédito Social, y antes de él el inventor Arthur Kitson estaba abogando por la evitación del sistema bancario privado con la emisión estatal de dinero sin deuda según los requerimientos de producción y consumo de la sociedad.
Durante la primera parte del siglo XIX la Isla Guernsey emitió su propio dinero cuando estaba al borde de la pobreza, y continúa haciéndolo. Lincoln emitió sus dólares [Greenbacks], y la Confederación emitió Graybacks basados en un estándar del algodón. El presidente John F. Kennedy publicó Notas de la Tesorería estadounidense. Las comunidades en Alemania, Austria y EE.UU. durante la Gran Depresión emitieron divisas locales, que les llevaron prosperidad en medio de la pobreza. Australia emitió su propio crédito mediante el Commonwealth Bank del Estado durante décadas, y Nueva Zelanda emitió el crédito estatal a un interés del 1% en 1936 mediante su Banco de la Reserva para financiar los icónicos programas estales de vivienda, que financiaron trabajo para el 75% de los desempleados. A pesar de los esfuerzos obstruccionistas del sistema judicial, un Gobierno de Crédito Social, en Alberta, Canadá, emitió "Certificados de Prosperidad".
Durante la primera parte del siglo XIX la Isla Guernsey emitió su propio dinero cuando estaba al borde de la pobreza, y continúa haciéndolo. Lincoln emitió sus dólares [Greenbacks], y la Confederación emitió Graybacks basados en un estándar del algodón. El presidente John F. Kennedy publicó Notas de la Tesorería estadounidense. Las comunidades en Alemania, Austria y EE.UU. durante la Gran Depresión emitieron divisas locales, que les llevaron prosperidad en medio de la pobreza. Australia emitió su propio crédito mediante el Commonwealth Bank del Estado durante décadas, y Nueva Zelanda emitió el crédito estatal a un interés del 1% en 1936 mediante su Banco de la Reserva para financiar los icónicos programas estales de vivienda, que financiaron trabajo para el 75% de los desempleados. A pesar de los esfuerzos obstruccionistas del sistema judicial, un Gobierno de Crédito Social, en Alberta, Canadá, emitió "Certificados de Prosperidad".
La Alemania nacionalsocialista, el Japón imperial y la Italia fascista emprendieron medidas similares al publicar el crédito estatal y certificados de trabajo amortizables. Los notables logros económicos de aquellos Estados en medio de la Gran Depresión han sido consignados al Agujero de la Memoria. A pesar de todo, la necesidad de entender el sistema bancario y las alternativas a él es tan apremiante ahora, en medio de la "crisis de deudas global", como lo era durante la Gran Depresión. Una diferencia significativa entre entonces y ahora es que después de la Primera Guerra Mundial muchas personas entendieron la necesidad de cambiar el sistema bancario, y grandes movimientos de reforma como el Crédito Social en Alberta y el Partido Laborista en Nueva Zelanda arrasaron en su llegada al poder sobre la plataforma de la reforma bancaria. Puesto que los tres principales Estados del Eje también emitieron el crédito estatal, emprendieron el control de la banca y llevaron a sus naciones a la prosperidad, esta importante cuestión también ha sido ocultada.
Parece que un tratamiento comprensivo de las políticas económicas y sociales del Tercer Reich, y una consideración de dicha época que no se enfoque en el"Holocausto", es sinónimo de ser "pro-nazi" y "anti-semita". Por lo tanto se hace imposible expresar opiniones con respecto a uno o dos aspectos admirables y realizables de un régimen sin ser asociado con todas las otras políticas y acciones de aquel régimen, tanto las reales como las imaginarias. Para ser consecuente, los defensores del statu quo en EE.UU. deberían ipso facto ser considerados como ávidos partidarios de cada acción emprendida por EE.UU., incluída la segregación, la inyección de sífilis en prisioneros Negros, la masacre de My Lai (en Vietnam), y así ad infinitum.
Parece que un tratamiento comprensivo de las políticas económicas y sociales del Tercer Reich, y una consideración de dicha época que no se enfoque en el"Holocausto", es sinónimo de ser "pro-nazi" y "anti-semita". Por lo tanto se hace imposible expresar opiniones con respecto a uno o dos aspectos admirables y realizables de un régimen sin ser asociado con todas las otras políticas y acciones de aquel régimen, tanto las reales como las imaginarias. Para ser consecuente, los defensores del statu quo en EE.UU. deberían ipso facto ser considerados como ávidos partidarios de cada acción emprendida por EE.UU., incluída la segregación, la inyección de sífilis en prisioneros Negros, la masacre de My Lai (en Vietnam), y así ad infinitum.
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