Es en estos raros momentos de silenciosa autoreflexión, cuando hasta los judíos deben darse cuenta de que han sido estigmatizados a menudo por sus fracasos ideologicos.
Necesitan aprender que cuanto más luchan contra nosotros, más fuertes nos hacemos y más débiles se vuelven, debemos desarrollar preferencias más fuertes como grupo étnico.
La rabia está motivada por su conciencia subconsciente de que no fueron capaces de superarse, por eso parte de nuestro cerebro lo interpretará como amenazas externas potencialmente hostiles.
La mayoría de la gente normal lo entiende intuitivamente, aunque no se sientan libres de admitirlo, se dan cuenta de que se trata de un instinto natural, y pueden razonar lo suficiente para darse cuenta de que van a preferir interactuar con los suyos.
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