LA MENTIRA DE LOS 238.000 ASESINADOS EN LOS HORNOS CREMATORIOS
Por Ludwig Paulin
Según un artículo publicado en “Der Weg”, Nrs. 5/6 año 1954.
Como alemanes, sin embargo, exigimos por nuestro. honor y dignidad nacional: ¡afuera el oprobioso museo de mentiras de atrocidades de Dachau!, pero quien osaba protestar contra esta discriminación del pueblo alemán, era marcado de antisemita y perseguido.
Las noticias sobre atrocidades son informaciones intencionales y se las inventa para perjudicar al adversario, robarle o difamarlo. Las patrañas sobre atrocidades son creídas tanto más fácilmente cuanto más fuertemente son trompeteadas al mundo y cuanto más grandes son las mentiras que son servidas a los crédulos seres humanos. Reducirlas a silencio no es fácil debido a la torpeza de la gente, a pesar de todas las fundadas pruebas en contra. Este también es el caso en cuanto a las Noticias sobre los presuntos crímenes de los alemanes en el Campo de Concentración de Dachau.
En el curso de la realización del "Plan‑White‑Morgenthau", Alemania debía ser extinguida para siempre de la comunidad de los pueblos. Así se buscó motivos para justificar la "canibalización" de un pueblo de 65 millones. Y también se los encontró, fieles al principio puritano: “Tell a lie and stick to it!" Dí una mentira y manténte en ella! .
A ello se agregó que solamente en el Este y sudeste de Alemania habían sido asesinados unos 6 a 8 millones de alemanes, sin mencionar en absoluto las innumerables víctimas de los bombardeos aeéros violatorios del Derecho internacional. Así se buscó un número que justificara por un lado las medidas planeadas, y por el otro dejara en la sombra los propios asesinatos: se imputó todo lo que de alguna manera pudiera surgir de cerebros malignos a los campos de concentración alemanes, y se inventó lo de los 6 millones de judíos asesinados, todo ello en un momento en que no existía ninguna comunicación con los campos, ningún material documental sobre la cantidad de internados, la administración y las cifras de fallecimientos. No se puso tampoco ningún empeño en obtener cualesquiera datos, se "probó " todo también sin pruebas de la verdad y se siguió aferrado hasta hoy a las mentiras. Pero quien osaba protestar contra esta discriminación del pueblo alemán, era marcado de "antisemita" y perseguido.
Los campos de concentración no son en modo alguno un invento de los "Nazis". Ya en el Antiguo Testamento se nos informa sobre su instalación (Crónicas 2, 16‑17). La resurrección de esta idea fue realizada por los ingleses devotos de la Biblia en la Guerra de los Boers 1899‑1902, ocasión en la cual dejaron morir de hambre a 24.000 mujeres y niños boers. Pero ante todo la Policía Estatal soviética (Tscheka, más tarde GPU, NKWD, MWD), desde Herschel Jehuda llamado Jagoda) hasta nuestros días, se sirvió de una cantidad de tales campos para aniquilar a millones de personas indeseadas mediante trabajos forzados y subalimentación. ‑ En Austria, el régimen dictatorial Dollfuss-Schuschnigg (1932‑38) instaló los tristemente célebres "campos de detención (Anhaltelager), en los cuales los adversarios de la dictadura perdieron su libertad y su salud.‑ En 1939 se instalaron en Inglaterra y en los EE.UU. gigantescos campos de concentración, que en los EE.UU. eran llamados vergonzantemente “relocation camps", campos de realojamiento. Y recientemente en 1953 (! ) los EE.UU. han vuelto a erigir ocho nuevos campos de esta índole, para, en caso de un eventual estallido de perra, poder de este modo apartar de la vida pública a elementos indeseados o inseguros. ¡Otra cosa tampoco ha hecho Alemania!
En el año 1933 se construyeron en Alemania dos campos de concentración, uno en Oranienburg, en las inmediaciones de Berlín, el segundo cerca de la ciudad cabeza de partido Dachau, en la Bavaria Superior. Principalmente eran dos los grupos de personas que entonces fueron alojados en ellos en prisión policial preventiva en defensa del orden público: a) Elementos que por su conducta puesta de manifiesto hasta entonces habían demostrado que trabajaban por la subversión del orden estatal, en su mayor parte funcionarios comunistas; b) criminales patológicos, asesinos estupradores, homosexuales y otros criminales sexuales. Durante la guerra se agregaron luego derrotistas, saboteadores y trabajadores foráneos que habían incurrido en hechos delictivos. Por tal razón hasta la entrada de los "libertadores" y aún al final de la guerra, los crímenes brutales constituyerori una excepción.
El complejo del Campo de Dachau estaba erigido al borde y en el interior de un extenso bosque. Todo lo que hacía falta en el Campo debía ser producido por los internados mismos, a cuyo fin cada uno debía ser ocupado en lo posible dentro de su profesión o ser instruido en una que le agradara. Dachau era, por consiguiente, exclusivamente un Campo de trabajo.
Cuando, después de haber tomado los norteamericanos el Campo, no encontraron nada al registrarlo como para iniciar un juicio a la dirección del Campo, se procedió a comprar testigos. A éstos se le hizo entrega luego de "confesiones" escritas que debían aprender de memoria y exponerlas en las audiencias. Otro método era el siguiente: integrantes del cuerpo de Guardia de Dachau y exocupantes fueron conducidos bajo la deslumbrante luz de reflectores a través del escenario del pequeño teatro del Campo, mientras en la sala de espectadores estaban sentados ex‑reclusos KZ bien alimentados, mantenidos por los norteamericanos y provistos abundamentemente de jornales, que dieron prueba de su agradecimiento frente a sus nuevos patrones acusando ya sea a éste, ya sea a aquél de los indefensos que les eran presentados sobre el escenario, de cualesquiera crímenes atroces, entregándolo de este modo a la justicia de venganza de los War Crimes Courts. Para innumerables de estas víctimas los procesos de Malmedy, Flossenbürg y Mauthausen les condujeron a la horca en Landsberg.
Un ejemplo para la génesis de mentiras sobre atrocidades: en el otoño de
1946 apareció en una de las quintas de verduras del Campo un oficial‑CIC norteamericano, junto con un polaco con aire de importancia. Este último designó un lugar en el cual según él debió enterrar junto con otros prisioneros de entonces, la ceniza de más de 600 ocupanles‑KZ asesinados, circunstancia en la cual secretamente había enterrado también una botella con la lista completa de los nombres de las víctimas. En las extensas excavaciones practicadas luego, nada se encontró, ni de la ceniza (hubieran debido ser aproximadamente 1350 kg) ni de la botella. No obstante, el tristemente célebre, más tarde condenado por falsificación de documentos y otros delitos administrativos y que se suicidó en la cárcel, el judeo‑bávaro secretario de Estado Philipp Auerbach, sostuvo en la prensa que solamente en la quinta de verduras del Campo de Dachau habían sido masacrados a diario más de 1500 judíos.
En mayo/junio de 1945 repentinamente comandos de trabajo alemanes bajo dirección norteamericana tuvieron que destruir las ricas y bien cuidadas parquizaciones de adorno del Campo y realizar otras depredaciones, a fin de, a través de la película "docurmental" Todes mühlen (1) allí rodada, simular atrocidades alemanes, las que, a su vez, constituyeron la base tanto para la condena individual como también colectiva de los alemanes. Hasta hoy perdura aún esta maligna difamación. ¿De qué especie son, pues, estas acusaciones discriminatorias?
1º) Se informa acerca de una cámara de exterminio por gas, en la cual los 'Judíos" ‑a decir verdad se habla únicamente de "judíos"‑ habrían sido exterminados por gas. En realidad, sin embargo, en Dachau no hubo nunca una cámara de exterminio por gas. Lo único que hubo ha sido una cámara de despiojación, que tuvo que ser construida durante la guerra porque los ocupantes que llegaban, frecuentemente estaban tan llenos de piojos que constituían un peligro para la totalidad del Campo. Del esquema de la pág. 52 puede deducirse la ubicación y la naturaleza de esta cámara de despiojación. Los reclusos a despiojar se quitaban en los locales 9 y 10 su ropa y aquí se los sometía a un examen médico, para bañarse luego en la sala de duchas (Nº 11), ser provistos a continuación en la sala de vestir (Nº 12) de ropas interiores y vestimenta limpias de las existencias del Campo, abandonando seguidamente la instalación de despiojamiento. Su vieja vestimenta y ropa interior eran mientras tanto despiojadas y desinfectadas en las células de la cámara de despiojación (Nº 8). Estas habitaciones contenían, por consiguiente, como en todas las instalaciones militares de despiojación que realizaban la despiojación según este sistema de gasificación, preservador de las telas, en lugar de utilizar el vapor de agua o el calentamiento en seco, en la parte media del cielorraso un riel del que se colgaban las perchas de hierro con las piezas de vestimenta que iban a ser despiojadas.Todavía en el otoño de 1946 una cantidad de tales perchas colgaban en la última de estas cámaras de despiojación. Correspondientemente a la finalidad de esta parte del edificio se encuentra aun hoy en el sótano la instalación de calderas para la producción de agua caliente para el sistema de duchas.
Después de la guerra, por orden de los norteamericanos fueron retirados los azulejos de la sala de vestir y colocados en la sala de duchas encima de los azulejos allí ya existentes. Luego fue bajado el cielorraso de esta sala de duchas hasta la altura de los azulejos, montándose en el mismo embudos cónicos de hojalata, que por cierto terminaban en ciego. Ahora se informó que mediante tales embudos los alemanes habían querido simular una sala de duchas, mientras que en realidad el gas entraba desde aberturas laterales. Pero ¡es que aún hoy existen seis pozos de escurrimiento de agua en el piso de este local, y para más, tiene calefacción! Además el hormigón del cielorraso recientemente bajado, el hormigón que en la sala de vestir fue colocado en lugar de los azulejos, así como el hormigón de la "placa de la horca" (véase figura) presentan la misma estructura. Quedó probado que todo provenía de la época de construccion mayo / junio 1945. (2)
2º) En el núcleo de la campaña de atrocidades se encuentra el crematorio. Existían en Dachau dos instalaciones de cremación para la incineración de cadáveres, una vieja (esquema, Nº 6), compuesta de dos hornos, y una nueva (esquema, Nº 13), compuesta de cuatro hornos. La vieja fue puesta en servicio en 1941-42 al hacerlo necesario una epidemia inicial. Los muertos ahora ya no eran sepultados en el cementerio del Campo, sino que su ceniza podía ser entregada a sus parientes que así lo deseaban. La instalación consta de dos pequeños hornos, cada uno aproximadamente de 2,5 m de largo y 1 m de ancho, y es mucho más primitiva que cualquier instalación de cremación en las ciudades ,actuales. La nueva instalación de hornos (véase figura pág. 49), en cambio, no estaba aún terminada al ocupar el Campo los norteamericanos. Lo que sigue lo demuestra: los cerrojos de las puertas de los hornos no presentaban vestigio alguno de desgaste, los ladrillos de arcilla refractaria estaban aún completamente intactos y no habían sido expuestos jamás a las altas temperaturas de más de 12000 C, que son producidas en hornos de esta especie, y también la chimenea, que debía recibir los gases producidos por la quema del coque, no mostraba en su boca ni el más mínimo ennegrecimiento! También se hallaban aún en el sótano, igualmente sin terminar, cal, arena y ladrillos. Ahora bien: en las instalaciones, después de la ocupación norteamericana, se pudo leer sobre una, placa que “Este lugar está consagrado a los 238.000 seres humanos que aquí fueron quemados" (esquema, Nº 5). Para llegar a este número absurdo, inventado y propagado por el secretario de Estado judeo‑bávaro Auerbach, hubiera sido necesario, dado que según quedó probado solamente estuvieron en actividad los dos hornos viejos, que cada 10 minutos en cada uno de ambos hornos se quemasen sendos cadáveres, vale decir, que cada cinco minutos hubiera debido ser muerto un ser humano en Dachau, presuponiendo que ambos hornos hubieran estado funcionando durante las 24 horas del día y de la noche (excepto domingos) durante tres años, sin reparaciones, refacciones ni colocación de repuestos (lo, que, tratándose de tales temperaturas, es completamente imposible ! !' La incineración del cadáver de un adulto requiere, sin embargo, alrededor de 1 hora, pero no solamente 10 minutos! ! ! Ya esta reflexión muestra lo absurdo de las mentiras judías de atrocidades. De paso mencionaremos que: las supuestas incineraciones hubieran producido 535.500 kg de ceniza de cadáveres, es decir, 27 vagones de carga de 20 toneladas cada uno. Dónde quedó esta cantidad de ceniza? Y también los reclusos que todavía en 1946, ahora bajo distinta administración, proseguían su existencia KZ de años, no supieron relatar nada acerca de tales asesinatos de cada 5 minutos: ni los dos judíos que habían llegado a Dachau en 1943 y que aún en otoño de 1946 dirigían, ahora como empleados norteamericanos, el "electro‑shop", ni los tres polacos que ahora dirigían la panadería y que igualmente habían estado trabajando allí mucho antes de 1945, supieron referir algo sobre asesinatos en masa de ocupantes!
3º) Entre las dos instalaciones de cremación puede verse una así llamada placa de horca (esquema, Nº 7 y figura 1), sobre la cual se afirmaba que había estado emplazada la horca, en la cual los alemanes colgaban a "los judíos". Como más arriba ya se mencionó, esta placa recién fue construida en mayo/junio 1945. A ello se agrega que los dos agujeros dentro de los cuales habrían estado parados los postes de la horca, se hallan en ejemplar estado de conservación y no presentan deterioros, raspaduras ni partículas de madera adheridas. Por consiguiente los supuestos postes de horca es imposible que hayan estado afirmados con cemento en los agujeros, sino a lo sumo introducidos en forma suelta, lo que empero no puede ser admitido debido al insuficiente sostén que hubieran tenido y al perfecto estado de los bordes de los agujeros Además: si aquí realmente hubiera estado levantada una horca ¡por qué no se la dejó?
4º) Supuestamente la ceniza de los muertos fue echada a los así llamados cajones de ceniza, de los cuales hay tres en el jardín.
Se revelaron como enteramente inofensivos cajones de municiones, como los que se pueden ver en los cuarteles en todos los Estados. Hubiera sido además sumamente impráctico transportar la ceniza desde el crematorio hasta allí, y luego, dado que los cajones no tienen abertura arriba, en cambio solamente al costado, volver a sacarla trabajosamente a paladas para su ulterior transporte!
5º) Una especial atracción de atrocidad representa el puesto de tiro en la nuca, un puesto de tiro de pistola, ante cuyos montículos, de tierra levantados los "miles de judíos" habrían sido muertos por tiro a la nuca (esquema, Nº 3). Los montículos, sin embargo, alcanzan apenas a la altura del pecho, de modo que no hubieran de ninguna manera podido servir de protección. En los árboles circundantes, no obstante, no se encuentra ni el más mínimo vestigio de los impactos de los miles de proyectiles que hubieran debido silbar en todas las direcciones en el lugar. En cambio se encuentra ‑¡cávese no más alguna vez! ‑ en el interior de los montículos de tierra levantados en mayo/junio 1945 una masa de latas vacías de conservas norteamericanas!
6º) En un costado de¡ jardín se dice que estaba ubicado el puesto de fusilamiento (esquema, Nº 2), en el que igualmente habrían sido fusilados "miles de judíos". Si aquí realmente hubieran sido fusilados seres humanos, la pared que se encuentra solamente a 2 metros más atrás, debería estar completamente rota y atravesada por los disparos. Ni la pared ni los alrededores más próximos muestran ni las más insignificantes huellas de proyectiles.
7º) Para hacer más horriblemente evidente la abyección de los alemanes, se muestra un llamado foso de sangre (esquema Nº 2 y figura 3), que corre paralelo al cerco de bojes del camino y a lo largo del puesto de fusilamiento, de 30 cm de ancho y cubierto con pequeñas rejillas de listones. En este foso habría corrido la sangre de los “miles de judíos fusilados". Dado que en la muerte por fusilamiento la actividad cardíaca del ser humano se interrumpe de inmediato, y, por lo tanto, no se produce prácticamente ninguna pérdida de sangre, y por consiguiente no pudo mantenerse esta mentira por mucho tiempo, se pasó luego a afirmar que las víctimas debieron arrodillarse delante de esta rejilla de listones para recibir el tiro en la nuca. Sin embargo, ni las rejillas de madera ni el foso mismo muestran aunque más no fuera el más mínimo vestigio de sangre o de proyectiles. ¡Y cuán desplazados y rotos hubieran debido estar estos delgados listones en vista de las miles de víctimas que se desplomaban sobre ellos! Y agregado a todo esto, el problema del transporte: Los cadáveres, que (como todo soldado del frente lo sabe) no son nada fáciles de transportar, se hubieran debido pasar por encima del cerco de bojes y llevarlos hasta el bastante distante galpón de los hornos!
8º) Con el nombre sugestivo de "Hängetanne" (3) (esquema Nº 1 y figura 5) se designó un abeto cuya rama más inferior se separa casi horizontalmente del tronco. En esta rama los pobres judíos habrían sido colgados en masa. Desgraciadamente se llegó a saber que en mayo/junio 1945 prisioneros de guerra alemanes debieron trabajar la corteza de esta rama con sogas a fin de simular un desgaste por fricción por los ahorcamientos en masa. Cuando más tarde el abeto se secó, el secretario de Estado judeo‑bávaro Auerbach escribió que pereció de vergüenza por los crímenes cometidos en sus ramas por los alemanes en los judíos!
9º) Prosiguiendo con sus patrañas finalmente los falsificadores hicieron abrir una ancha brecha en la pared que separa el área del crematorio de la vecina perrera para los perros guardianes (esquema, Nº 15). Luego se afirmó que a los perros guardianes, que aqui eran mantenidos y que ‑como en todas las penitenciarías del mundo‑ acompañaban a los comandos de trabajo en las tareas fuera del campo para impedir tentativas de evasión, se los había hecho mirar a través de esta brecha a los lugares de masacre, a fin de que se embriagaran con la vista de la sangre que corría al asesinarse a los judíos, y de esta manera se volvieran especialmente fieros!
10º) En el centro del jardín se halla una estatua de bronce (véas pág. 49), que representa a un ocupante demacrado del Campo. Por cierto, un Campo KZ no es un centro hospitalario, de todos modos se comprobó oficialmente que cada ocupante recibía diariamente alimentos que alcanzaban 1675 calorías (mientras que el pueblo alemán después de la guerra, sobre todo a comienzos de 1948, recibí. diariamente tan sólo 825 calorías, en la zona de ocupación francesa hasta solamente 805 calorías). Además para los ocupantes que trabajaban y esos eran la mayoría, se distribuían correspondientes alimentos adicionales. Por ejemplo los 50 ocupantes que prestaban servicio en la Escuela de Guerra SS Bad Tölz recibían, por 48 horas semanales de labor, la misma comida que los alumnos de la Escuela, que realizaban un servicio considerablemente más largo y que exigía mayor esfuerzo, Que no se pasaba hambre lo demuestran también las clamorosas quejas que podían oírse en 1946 de aquellos presos que estuvieron en el Campo tanto en la época alemana como también en la norteamericana.‑ ¡Tan mala comida como con el Ami (4) no la hubo nunca con Hitler! También lo demuestran las caras bien alimentadas de los presos (figura 4) al ocupar él Campo los norteamericanos. Así también esta estatua, junto con aquellos dos monumentos fúnebres a izquierda y derecha de los así llamados puestos de fusilamiento, uno para los presuntamente masacrados judíos, adornado con la estrella de David, el otro (nítidamente separado de éste) para los presuntamente asesinados gojim, decorado con una cruz, no sirve a ninguna otra cosa sino para atizar el odio, para cimentar las mentiras sobre atrocidades y para justificar la política de Morgenthau y de los tributos de miles de millones.
11º) Durante las actuaciones contra los alemanes se formuló el cargo de que habían dejado morir de hambre a prisioneros dentro de un tren de ferrocarril La realidad de los hechos es otra: al acercarse a Fines de abril de 1945 las tropas de EE.UU. a Dachau, se llevó a los ocupantes, en una marcha ordenada, a nuevos alojamientos previstos hacia el sur. El resto del cuerpo de guardia alemán del Campo, sorprendido aun dentro del mismo, combatió y cayó hasta el último hombre. Evidentemente llenos de furia por esta fanática resistencia, los norteamericanos abatieron a tiros al médico director del hospital del Campo, quien quería entregarles el hospital, en la puerta del edificio, y asesinaron acto seguido a todos los miembros de la SS que hallaron en el hospital, así como a otros auxiliares sanitarios, enfermeras y pacientes. Los habitantes de Dachau llamaron la atención de los norteamericanos el día de su arribo sobre la circunstancia de que desde afuera acababa de llegar un tren ferroviario en cuyos vagones cerrados se encontraban reclusos de otros campos y que había sido abandonado por el cuerpo de guardia. A raíz de ello a los habitantes les fue prohibido por los norteamericanos acercarse al tren y alcanzar a los ocupantes agua o víveres. Recién después de ocho días los norteamericanos abrieron el tren y encontraron a los ocupantes en su mayor parte muertos. ¡Luego afirmaron que los alemanes los habían dejado morir de hambre!
Desde el fin de las acciones de guerra han transcurrido nueve años. La guerra contra el pueblo alemán hasta no ha sido terminada. Cánticos de odio, como los de los 6 millones de judíos asesinados, mentiras de atrocidades, como las de Dachau, han contribuido decisivamente a ello. ¿Y por qué el gobierno estatal bávaro, como correspondía, no ha hecho realizar hasta ahora ninguna ninguna minuciosa y especializada investigación bajo la dirección de una comisión de criminalistas reconocidos internacionalmente, políticamente neutrales, a fin de eliminar las provocadoras y humillantes falsificaciones del odio judío contra nuestro pueblo? ¿Por qué prefirió designar a un Philipp Auerbach como procurador general y secretario del Estado bávaro para los "perseguidos políticos, religiosos y raciales", y dejarle mano libre en la fabricación de las atrocidades de Dachau? ¿por qué defendió a un ministro de justicia que se vanagloriaba él mismo de la traición a la patria cometida, durante la guerra y que era un ex‑candidato a la muerte, que ya había estado parado bajo la horca que recibió los dineros del cómplice de Auerbach, el rabino provincial Ohrenstein y que recíén bajo la más fuerte presión de la opinión pública fue inducido a presentar la renuncia por el presidente de ministros Ehard? ¿Por qué prefiere mantener un ministro del interior que durante la guerra, junto con Josef Wirth y Otto Braun, desde Suiza promovió intrigas de alta traición, y que, como representante del gobierno alemán, presenció con placer el asesinato de las 13 víctimas alemanas del proceso de Nuremberg y a la vista del cadáver de Goering exclamó: "El canalla! ¡Aun muerto debería colgársele! " ‑ Por eso el gobierno estatal bávaro, en incumplimiento de sus deberes, no pudo hacer nada para el esclarecimiento de esta indigna mentira de atrocidades. Y por eso,fue necesario hacerlo aquí.
No es que invirtiendo los signos queramos hacer lo que nuestros adversarios tratan de causarnos a nosotros. No somos lo suficientemente desvergonzados ‑y no lo hubiéramos sido tampoco en el caso de nuestra victoria‑ , como para afirmar: a nosotros solos no nos alcanza ninguna mácula toda mácula alcanza solamente a los otros! Tenemos plena conciencia dónde también nosotros hemos errado, y no tratamos de encubrirlo. También sabemos demasiado bien que los cuerpos de guardia y los comandos penales, en cualquier punto del mundo donde presten servicio, por lo general no se cuentan entre las personas más sensibles e impresionables de un pueblo, y que entre ellos pueden suceder excesos e ilegalidades.
Pero no estamos dispuestos a tolerar que debido a aislados delitos, que en todo momento estamos dispuestos a condenar, sea construída una culpa colectiva de nuestro pueblo; que mediante mentiras de atrocidades y cánticos de odio de locos furiosos y asesinos sedientos de venganza sean privados los alemanes de su honor, libertad y bienes; que mediante ruines falsificaciones sean entregados al verdugo; que por cobarde silencio e indigno complejo de culpa el nombre y la dignidad de todo un pueblo o, por lo menos, de una generación del mismo, sea cubierto de oprobios e injurias; que por una acción de propaganda malevolente e inescrupulosa, nuestro pueblo sea estigmatizado ante el mundo como símbolo despreciable de abyeccion repugnante e inhumana.
Si se ha cometido injusticia con alguien estamos dispuestos a reconocerla si ello se demuestra con la correspondiente documentación, pero si el judaísmo mundial, ebrio de triunfo, imagina poder escupir en la cara de todos los alemanes su desprecio lleno de odio, en el vértigo de una victoria final que cree próxima, entonces ha de saber que hoy podrá golpear, pero que mañana sólo se golpeará a sí mismo y que ya pasado mañana, sucumbirá por las consecuencias de su odio inextinguible.
Como alemanes, sin embargo, exigimos por nuestro. honor y dignidad nacional: ¡afuera con el oprobioso museo de mentiras de atrocidades de Dachau!
No hay comentarios:
Publicar un comentario