La ola de "refugiados" se añade, como un maremoto, a la inundación en curso desde hace varias décadas. Mientras la mayoría de los pueblos autóctonos de Europa la rechaza, la Izquierda y la Derecha, de Europa, al igual que la mayor parte de las instituciones mediáticas, así como la no elegida Comisión Europea, acostumbrada a los excesos del poder permanente, están dictatorialmente obligando a las poblaciones a dar la bienvenida a cientos de miles de nuevos inmigrantes. Sin ningún referéndum.
Ése no es un deber moral, ya que es tanto una perversión de la moralidad como un suicidio, el preludio a una explosión.
La sensiblera debilidad de los dirigentes europeos, su delirante dedicación a los "derechos humanos" y su dogmático y jenófilo anti-racismo excitan la agresividad de los rebañaollas que entran por la fuerza. Ellos están persuadidos de que tienen un derecho inalienable a refugiarse en nuestras casas, a instalarse en ellas y a ser mantenidos. ¡Ellos obviamente no se atreverían a razonar del mismo modo con Israel, Rusia, Australia o Estados Unidos!.
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