La clase política austriaca conmocionada por la muerte del líder.
El padre de Haider fue miembro de las tropas de asalto de Adolf Hitler, los llamados camisas pardas. Su madre fue una profesora que participó como líder de las Juventudes Hitlerianas.
El líder de la extrema derecha austriaca Jörg Haider murió en un accidente de tráfico cerca de su casa en Klagenfurt, dijo la policía.
Haider, que lideró una coalición de extrema derecha en el gobierno entre 2000 y 2006, fue noticia en todo el mundo y recibió críticas internacionales por sus declaraciones contra los inmigrantes y por su aparente cercanía con las ideas nazis.
El gobernador de la provincia de Carinthia de Austria, de 58 años, murió después de sufrir graves heridas en la cabeza y el tórax cuando perdió el control del coche oficial que conducía, volcó y cayó a un dique, dijo la policía. Viajaba solo en el vehículo.
El portavoz comentó que Haider se dirigía al pueblo cercano de Klagenfurt para reunirse con su familia por la celebración del 90 cumpleaños de su madre.
Haider lideraba uno de los dos partidos de extrema derecha que consiguieron un total combinado de un 30 por ciento de los votos en las elecciones parlamentarias, que posiblemente cambiará el panorama político de Austria.Haider fue primero líder del FPÖ Freiheitliche Partei Österreichs, entre 1986 y 2000 y después, desde 2005, líder del partido BZÖ una escisión del FPÖ. Desde 1989 hasta 1991 y desde 1999 hasta 2008, Haider fue gobernador de la provincia austríaca Carintia.
Haider, que nació en 1950 y ha estado metido en política desde su juventud, se dedica completamente a ella desde 1977 como miembro del derechista Partido de la Libertad.
En 1999, Haider recibió 27% de la votación en las elecciones nacionales como líder del Partido Libertad. El político recibió fuertes críticas cuando el Partido por la Libertad formó una coalición de Gobierno con el conservador Partido Popular en 2000, lo que llevó a meses de sanciones por parte de la Unión Europea por las declaraciones de Haider, las cuales fueron vistas como antisemitas o simpatizantes con las políticas laborales de Adolfo Hitler.
Como si se tratara de un jefe de Estado, la región austríaca de Carintia despidió al dirigente ultraderechista Jörg Haider, su gobernador durante 9 años, con un funeral cargado de honores y al que asistieron más de 30.000 personas.
La Plaza Nueva de Klagenfurt, capital de Carintia, acogió este sábado un ceremonial de Estado, con la presencia del presidente de Austria, Heinz Fischer, el canciller, Alfred Gusenbauer, y la cúpula política de la nación alpina. Desde su muerte el pasado sábado en un accidente de circulación, cuando conducía ebrio y al doble de la velocidad permitida, Austria sigue recuperándose de la inesperada muerte de su político más polémico, pero también más relevante, de las últimas dos décadas.
En la ceremonia fúnebre, los oradores, la mayoría correligionarios de su Alianza por el Futuro de Austria (BZÖ) y amigos personales, insistieron en destacar a Haider como un "visionario" y un "hombre del pueblo". "Nuestro gobernador no puede morir" llegó a decir con un tono cercano al de la veneración, Uwe Scheuch, nuevo jefe de filas del BZÖ en Carintia, que animó a esforzarse para continuar el "trabajo" de Haider.
"Aunque era controvertido y sus opiniones rebatidas, habló por la democracia europea", dijo Albert Gardin, de 59 años, que viajó desde Venecia para rendirle tributo. "No sólo era local, austríaco, sino que tenía un mensaje europeo. Representaba una parte de Europa que puede asociarse a su posición", indicó.
Los asistentes al funeral, algunos vestidos con los tradicionales trajes verdes y marrones, depositaron nuevas coronas de flores sobre las decenas que yacen junto a la sede del Gobierno desde poco después del accidente, en la madrugada del 11 de octubre.
Algunos habían formado cola durante horas el viernes para rendir tributo a su ataúd cerrado, colocando fotografías oficiales de Haider, bronceado y con ropa de sport, entre velas rojas. "No era sólo un político, era un amigo para todos", dijo Yvonne Graessl, de 27 años. "Realmente cuidaba a la gente de forma personal, para ver si les podía ayudar o no".
La ceremonia fue retransmitida a través de varias pantallas gigantes, colocadas en las plazas de la localidad.
El cortejo fúnebre, siguiendo un minucioso protocolo, hizo un alto en la plaza central de Klagenfurt para una ceremonia oficial. Junto al féretro, velado por seis soldados, fueron pasando varios oradores que se dirigían a la zona donde estaba la mayor parte de la élite política austríaca.
El presidente de la República, Heinz Fischer, el canciller socialdemócrata Alfred Gusenbauer, el jefe del partido socialdemócrata Werner Faymann -responsable de formar el futuro gobierno después de las últimas legislativas-, sus homólogos de los otros partidos, excepto los ecologistas, y los presidentes de región, vinieron para rendir un último homenaje al jefe del partido populista Alianza para el Porvenir de Austria (BZOe).
Sus restos mortales fueron trasladados a una plaza en el centro de la ciudad el sábado, donde las autoridades celebraron un funeral al aire libre antes de una misa en la catedral de Klagenfurt, del siglo XVI.
"Respeto y reconocimiento"
Pocas críticas se escucharon sobre quien, en los años 90, alabó la política laboral de Hitler o denominó "centros de castigo" a los campos de concentración. Aunque su calculada ambigüedad respecto al pasado nazi de Austria había sido relegada en los últimos años, Haider seguía abanderando un discurso nacionalista, xenófobo y crítico con la Unión Europea (UE).
Incluso el canciller socialdemócrata, Alfred Gusenbauer, mostró su "respeto y reconocimiento" y calificó a Haider como una persona que "no dejaba indiferente a nadie, en lo positivo y en lo negativo". "Fue capaz de impresionar a mucha gente, pero también de desatar contradicciones", indicó.
En lo más parecido a una crítica de su alocución, el canciller se refirió a que Haider "planteó exigencias a otras personas, que él mismo no estaba en posición de cumplir". Aparte de los políticos locales, entre los asistentes al ceremonial se pudo ver a Saif al Gadafi, el hijo de Muamar al Gadafi, una delegación de la Liga Norte de Umberto Bossi, y representantes de regiones italianas y rusas.
El funeral, sin embargo, no dio lugar a ninguna concentración neonazi, como temía la prensa. Las delegaciones de los partidos de extrema derecha europeos también actuaron con discreción.
Al final de la ceremonia oficial, el himno nacional resonó y la procesión se dirigió hacia la catedral de Klagenfurt donde se celebró una misa de réquiem.
Las exequias propiamente dichas tendrán lugar en la capilla de la propiedad de Jorg Haider en Barental
Como si se tratara de un jefe de Estado, la región austríaca de Carintia despidió al dirigente ultraderechista Jörg Haider, su gobernador durante 9 años, con un funeral cargado de honores y al que asistieron más de 30.000 personas.
La Plaza Nueva de Klagenfurt, capital de Carintia, acogió este sábado un ceremonial de Estado, con la presencia del presidente de Austria, Heinz Fischer, el canciller, Alfred Gusenbauer, y la cúpula política de la nación alpina. Desde su muerte el pasado sábado en un accidente de circulación, cuando conducía ebrio y al doble de la velocidad permitida, Austria sigue recuperándose de la inesperada muerte de su político más polémico, pero también más relevante, de las últimas dos décadas.
En la ceremonia fúnebre, los oradores, la mayoría correligionarios de su Alianza por el Futuro de Austria (BZÖ) y amigos personales, insistieron en destacar a Haider como un "visionario" y un "hombre del pueblo". "Nuestro gobernador no puede morir" llegó a decir con un tono cercano al de la veneración, Uwe Scheuch, nuevo jefe de filas del BZÖ en Carintia, que animó a esforzarse para continuar el "trabajo" de Haider.
"Aunque era controvertido y sus opiniones rebatidas, habló por la democracia europea", dijo Albert Gardin, de 59 años, que viajó desde Venecia para rendirle tributo. "No sólo era local, austríaco, sino que tenía un mensaje europeo. Representaba una parte de Europa que puede asociarse a su posición", indicó.
Los asistentes al funeral, algunos vestidos con los tradicionales trajes verdes y marrones, depositaron nuevas coronas de flores sobre las decenas que yacen junto a la sede del Gobierno desde poco después del accidente, en la madrugada del 11 de octubre.
Algunos habían formado cola durante horas el viernes para rendir tributo a su ataúd cerrado, colocando fotografías oficiales de Haider, bronceado y con ropa de sport, entre velas rojas. "No era sólo un político, era un amigo para todos", dijo Yvonne Graessl, de 27 años. "Realmente cuidaba a la gente de forma personal, para ver si les podía ayudar o no".
La ceremonia fue retransmitida a través de varias pantallas gigantes, colocadas en las plazas de la localidad.
El cortejo fúnebre, siguiendo un minucioso protocolo, hizo un alto en la plaza central de Klagenfurt para una ceremonia oficial. Junto al féretro, velado por seis soldados, fueron pasando varios oradores que se dirigían a la zona donde estaba la mayor parte de la élite política austríaca.
El presidente de la República, Heinz Fischer, el canciller socialdemócrata Alfred Gusenbauer, el jefe del partido socialdemócrata Werner Faymann -responsable de formar el futuro gobierno después de las últimas legislativas-, sus homólogos de los otros partidos, excepto los ecologistas, y los presidentes de región, vinieron para rendir un último homenaje al jefe del partido populista Alianza para el Porvenir de Austria (BZOe).
Sus restos mortales fueron trasladados a una plaza en el centro de la ciudad el sábado, donde las autoridades celebraron un funeral al aire libre antes de una misa en la catedral de Klagenfurt, del siglo XVI.
"Respeto y reconocimiento"
Pocas críticas se escucharon sobre quien, en los años 90, alabó la política laboral de Hitler o denominó "centros de castigo" a los campos de concentración. Aunque su calculada ambigüedad respecto al pasado nazi de Austria había sido relegada en los últimos años, Haider seguía abanderando un discurso nacionalista, xenófobo y crítico con la Unión Europea (UE).
Incluso el canciller socialdemócrata, Alfred Gusenbauer, mostró su "respeto y reconocimiento" y calificó a Haider como una persona que "no dejaba indiferente a nadie, en lo positivo y en lo negativo". "Fue capaz de impresionar a mucha gente, pero también de desatar contradicciones", indicó.
En lo más parecido a una crítica de su alocución, el canciller se refirió a que Haider "planteó exigencias a otras personas, que él mismo no estaba en posición de cumplir". Aparte de los políticos locales, entre los asistentes al ceremonial se pudo ver a Saif al Gadafi, el hijo de Muamar al Gadafi, una delegación de la Liga Norte de Umberto Bossi, y representantes de regiones italianas y rusas.
El funeral, sin embargo, no dio lugar a ninguna concentración neonazi, como temía la prensa. Las delegaciones de los partidos de extrema derecha europeos también actuaron con discreción.
Al final de la ceremonia oficial, el himno nacional resonó y la procesión se dirigió hacia la catedral de Klagenfurt donde se celebró una misa de réquiem.
Las exequias propiamente dichas tendrán lugar en la capilla de la propiedad de Jorg Haider en Barental
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