jueves, 17 de octubre de 2013
Otto Skorzeny opina de las Waffen SS
General Paul Hausser
El verdadero creador de las Waffen SS fue el general Paul Hausser, al que llamábamos afectuosamente "papá" Hausser, con él, Felix Steiner y Sepp Dietrich les dieron un estilo particular y un porte en el combate que puede ser comparado al de la guardia del emperador Napoleón.
Otto Skorzeny
Otto Skorzeny opina de las Waffen SS:
Son necesarias aquí otras precisiones. Se ha escrito siempre que fue Heinrich Himmler el fundador y el jefe de los SS. Es un doble error. Nunca dejó de ser el primer funcionario de la organización. El jefe de las Schutzstaffel (SS), desde el punto de vista político y militar, era bien evidente, Adolf Hitler. Y era a él a quien nosotros, soldados de las Waffen SS, prestábamos juramento de fidelidad.
La primera unidad armada de las SS fue la Leibstandarte Adolf Hitler, mandada por un rudo bávaro, antiguo combatiente de carros en la Gran Guerra, Sepp Dietrich. Este regimiento de parada, con correajes blancos, que habíamos visto desfilar impecablemente en Viena, constituía la guardia personal del Jefe del Estado alemán. Yo conocí bien a Sepp Dietrich, no era un estratega.
Yo no había hecho aun mi servicio militar. A punto de pasar las últimas pruebas del certificado de piloto fui movilizado en la Luftwaffe, donde juzgaron que con treinta y un años era demasiado mayor para volar. Yo no tenía la intención en absoluto de hacer la guerra como "rastrero" en cualquier oficina. Pedí, pues, ser enviado a las Waffen SS y después de una serie de pruebas físicas y exámenes médicos muy severos, nueve camaradas y yo -sobre cien candidatos- fuimos aceptados.
Me gustaría aclarar aquí un equívoco: para muchos historiadores SS es un sinónimo de policía. Cómo puede imaginarse que yo haya deseado hacer la guerra en la policía?
Hay en circulación innumerables libros (y todo hace suponer que habrá otros más) sobre la SS, pero todos están lejos de dar una idea clara de esta organización Desde hace algunos años no faltan historiadores serios que admitan que fue muy compleja y que sus diferentes ramas tuvieron juicios y papeles muy diferentes. Sin embargo se confunde muchísimo aun Waffen SS y Sicherheitsdienst (SD). No hay confusión posible y al primer golpe de vista podía reconocerse a un miembro del SD por su uniforme: sobre la manga izquierda se leía precisamente Sicherheitsdienst y sobre el escudo de armas del cuello en el lado derecho, las iniciales SS no figuraban en absoluto. Yo ofrecí en 1958 cien mil marcos a quien pudiese descubrir una foto, no trucada, donde apareciera un uniforme de miembro del SD. Esta cantidad está siempre a disposición de los eventuales buscadores.
Luego fueron creados otros dos regimientos bajo el nombre de SS Verfügungstruppen, tropas militarizadas de activo de las SS. Al final de 1937 había tres regimientos de infantería SS, el regimiento Deutschland, único completo, el Germania y la Leibstandarte.
La administración y la instrucción militar habían sido confiadas a Paul Hausser, teniente general retirado de la Reichswehr, director de la escuela de oficiales del Hanover. Yo estaba al lado de general Hausser cuando fue gravemente herido en Borodino; era un jefe de guerra de primer orden. Pero su primer mérito, según creo, fue mostrarse de una extrema severidad en el reclutamiento de los voluntarios. Estos debían presentar un certificado de penales virgen y se les hacía una encuesta de moralidad sobre su pasado. La selección concerniente no era menos seria. Resumiendo Hausser deseaba que los Waffen SS fueran soldados de élite El entrenamiento diario de los oficiales, suboficiales y soldados era a la vez muy duro y muy completo. La disciplina era aun más estricta que en la Wehrmacht. Los oficiales compartían enteramente la vida con sus hombres. La camaradería, la confianza y el respeto mutuos eran regla. Un detalle: hubiéramos enrojecido de vergüenza si hubiéramos cerrado con llave el armario que contenía nuestros objetos personales.
Adolf Hitler había decidido que en las Waffen SS el grado no debería ser precedido del señor. En la Armada se respondía a un coronel: Sí, señor coronel. Nosotros decíamos sencillamente a un general: Sí, jefe de grupo. Esta innovación revolucionaria tenía el mérito de abolir toda apariencia de servilismo ante el superior en graduación. Las relaciones en el seno de la jerarquía de los Waffen SS, eran más sencilla, más humanas y el tipo caricaturesco del oficial prusiano, tieso, áspero, lleno de altivez, considerando a a su subordinado de manera altiva a través de un monóculo, era desconocido entre nosotros.
Quizás se sorprenderán de saber que en las Waffen SS la libertad de conciencia era absoluta. Se encontraban allí tanto agnósticos, protestantes, como católicos practicantes. El capellán de la brigada francesa SS Carlomagno era monseñor Mayol de Lupé, amigo personal de Pio XII y yo tuve en una de mis unidades a un sacerdote católico rumano sirviendo como simple soldado.
Si los SA eran en su mayoría miembros del Partido Nacionalsocialista, en las Waffen SS la inscripción en el partido no era obligatoria, ni incluso recomendada. Esto es lo que no se quiere comprender. Sin duda eramos soldados políticos, pero defendíamos una ideología por encima de la política y de los partidos. No nos considerábamos soldados superiores a los demás pero al menos poníamos todo nuestro corazón en servir a la Patria de la mejor manera. Otras divisiones, pertenecientes al Ejército, combatieron soberbiamente durante la larga guerra -la Gross Deutschland, por ejemplo, por citar una- y sus soldados, como nosotros, mirábamos "de arriba a abajo". No se nos puede reprochar por ello. Que haya habido en los Waffen SS un "espíritu de cuerpo", sería vano negarlo, pero este espíritu no es un fenómeno nuevo: siempre ha existido en el seno de algunos ejércitos en el mundo en toda su historia. Lo que hará originales a los Waffen SS es que a partir de 1942 constituyeron un verdadero cuerpo de soldados "europeos", dentro del cual sirvieron con distinción, combatientes de todos los países: albaneses, bosnianos, británicos, búlgaros, cosacos, croatas, daneses, estonianos, finlandeses, flamencos, franceses, georgianos, griegos, holandeses, húngaros, italianos, letones, lituanos, noruegos, rumanos, rusos, servios, eslovacos, suecos, suizos, ucranianos, valones, armenios, bielorusos, indios, kirghicios, tártaros, turkmenos y uzbekos. Todos sirvieron, bajo sus propias banderas, en las Waffen SS. En mis unidades contaba con representantes de casi todos estos pueblos. Sólo faltaban albaneses, bosnios, británicos, cosacos, georgianos, griegos y servios.
Hay que precisar además que, integrados en las formaciones del Ejército de Tierra (Heer), no teníamos que recibir órdenes de Heinrich Himmler y desde luego no las recibíamos. El mismo Generaloberst Paul Hausser lo testimonió así delante de los jueces del Tribunal de Núremberg los días 5 y 6 de agosto de 1946: "Los Waffen SS no recibieron jamás orden alguna ni de Heinrich Himmler ni de Reinhard Heydrich, porque no tenían que recibirlas". Los reporteros silenciaron esta rectificación.
El espíritu de cuerpo, basado en las diferencias que ya he indicado, hacía que nos considerásemos, no obstante, como un arma distinta del Ejército de Tierra y yo mismo, como todos los antiguos Waffen SS, tengo la costumbre de emplear la expresión Ejército para designar a las fuerzas de la Wehrmacht que no eran Waffen SS.
Siendo soldados, nada teníamos que ver con la SS General, (Allgemeine SS), organización civil. Desgraciadamente, la manía que tenía Heinrich Himmler de otorgar grados honoríficos a los miembros de la SS General: diplomáticos, universitarios, industriales -el profesor Porsche, por ejemplo- etc, creo alguna confusión. En la prisión de Nüremberg, en 1946 yo había de encontrarme en compañía de dos "generales" SS: baron Constantin von Neurath, diplomáticos de la vieja escuela, embajador de la República de Weimar en Roma, después ministro de Asuntos Exteriores y por fin protector de Bohemia-Moravia; su sucesor en la Wilhelmstrasse, Joaquin von Ribbentrop, era también general SS.
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