sábado, 25 de agosto de 2012
La Div.SS Reich revienta Mozhaisk
La División SS Reich revienta la Línea Mozhaisk
Pieza de artillería alemana de 210 mm abre fuego en la noche.
En Borodino, los regimientos de la División SS Reich y la Brigada Hauenschild de la 10ª División Panzer han tenido su primer enfrentamiento con los siberianos – soldados altos y fornidos embutidos en largos abrigos, con gorros de piel sobre sus cabezas y botas altas de piel. Los siberianos están generosamente equipados con cañones antiaéreos y antitanque, y todavía más con el peligroso cañón multipropósito de 76,2 mm apodado “Crash Boom” por los alemanes. Los siberianos combaten impasibles. Nunca cunde el pánico entre ellos. No ceden y resisten. Matan y mueren. Con ellos, la batalla es terrorífica.
Soldado siberiano dispara su PPSh-41.
La batalla de la Línea Mozhaisk en Borodino ha atronado entre el 15 y el 17 de octubre. La 32ª División Siberiana y la 20ª Brigada de Tanques Soviética han estado combatiendo obstinadamente en torno a Borodino y Artemki, lanzando repetidos contraataques. Los rusos han empleado también sus lanzacohetes múltiples Katyusha, conocidos entre las fuerzas alemanas como “órganos de Stalin”, que siembran el caos con sus proyectiles de alta fragmentación. En Borodino también los T-34 han sido empleados en grandes formaciones. Dado que los cañones antiaéreos de 88 mm no siempre estaban disponibles, la infantería alemana ha tenido que lidiar con los T-34 a base de cargas explosivas. Más de una vez el resultado de la batalla ha pendido de un hilo. Las bajas en las filas de la División SS Reich han sido tan alarmantes que su 3º Regimiento de Infantería ha tenido que ser disuelto y los supervivientes repartidos entre los regimientos Deutschland y Der Führer.
Destacamento de ingenieros asalta un búnker hostil.
Toda la artillería disponible en el sector del Grupo Panzer ha sido concentrado bajo el mando del comandante de artillería de la 128ª División, el Coronel Weidling, con instrucciones de abrir un agujero a través de las defensas soviéticas para los granaderos de las Waffen SS, que han atacado con un valor rayano en la temeridad, desafiando a la muerte a cada segundo. Primero, han tenido que llevar a primera línea las baterías de lanzallamas con sus dispositivos de disparo eléctricos a control remoto. Después vienen los campos de minas. A continuación los alambres de espino. Más tarde las casamatas. Expertos destacamentos de asalto han corrido bajo el nutrido fuego defensivo proveniente de baterías antiaéreas, antitanque y morteros y han repelido los contraataques de los tanques rusos en combates a corta distancia. Se ha desatado el mismo infierno. Por encima de sus cabezas rugen los bombarderos soviéticos. Los cazas alemanes del VIII Fliegerkorps entran y salen de las hinchadas nubes de humo.
Los hospitales de campaña bullen de actividad. El Teniente General Hausser, comandante de la División SS Reich, cayó herido hace cuatro días. Hilera tras hilera de heridos reposan sobre el suelo – los tanquistas con sus uniformes negros, los granaderos en sus raídas túnicas de campaña, los hombres de las Waffen SS con sus uniformes de camuflaje moteados. Muertos, heridos graves, quemados, o apaleados. El fragor de la batalla ha sacado de quicio a las tropas – en ambos lados. No se ha dado cuartel.
Soldados de las Waffen SS manejan una ametralladora ligera MG34.
Por fin, una brecha se ha abierto a través de las posiciones siberianas. Los dos regimientos de infantería de la División SS Reich, el Deutschland y Der Führer, han pasado a través de ella. No hay tiempo para disparar los cañones. Emplean palas y culatas de rifle a modo de armas. Las baterías siberianas son sorprendidas por detrás. Sus dotaciones, detrás de los parapetos de los cañones antiaéreos, antitanque y ametralladoras, resisten con tenacidad y son vencidos en combates cuerpo a cuerpo. Los regimientos de infantería de la 10ª División Panzer se ven inmersas en el mismo tipo de lucha. Combaten en los mismos campos de batalla donde Napoleón lo había hecho 130 años antes; asaltan el histórico escarpado de Semenovskoye. Los siberianos resisten en vano.
El asalto alemán en Borodino.
La 32ª División de Fusileros Siberiana muere en las colinas de Borodino. El gran cinturón defensivo de la primera línea de defensa sobre la autopista a Moscú ha sido reventado. La 10ª División Panzer y la División SS Reich avanzan ahora a través de campos cubiertos de nieve hacia el Río Moskva. Hoy, los soldados de las Waffen SS han capturado la propia Mozhaisk. El batallón motociclista SS de la división ha reconocido la autopista Minsk-Moscú más allá de Mozhaisk y ha encontrado escasa resistencia organizada. ¡La ruta a Moscú está abierta!
La batalla que ha tenido lugar en Borodino ha sido tan sólo una parte de la lucha por la Línea Mozhaisk y ciertamente no ha sido la victoria defensiva que ha sugerido la propaganda soviética, según la cual los alemanes han sufrido 10.000 bajas y perdido 100 Panzer en los enfrentamientos, aunque tampoco han sido escasas. Durante el periodo transcurrido entre el 9 de octubre y hoy, el XL Cuerpo Panzer ha tenido que lamentar 2.044 bajas, incluidos 446 muertos; la División SS Reich ha padecido 1.242 bajas (270 muertos) mientras que la 10ª División Panzer ha sufrido 776 bajas (167 muertos). Por su parte, la 32ª División Siberiana y la 20ª Brigada de Tanques han perdido alrededor del 60 por ciento de sus efectivos, incapacitando así a la mejor parte del 5º Ejército Soviético, que tan sólo dispone de cinco menguadas divisiones de fusileros y unos 20 tanques para bloquear la principal autopista hacia la capital rusa.
Soldados de las Waffen SS pasan junto a unos prisioneros rusos.
Al sur de Mozhaisk, el 43º Ejército Soviético ha sido incapaz de establecer una defensa eficaz alrededor de Maloyaroslavets y el LVII Cuerpo Panzer (19ª y 20ª Divisiones Panzer, 3ª División Motorizada) ha capturado hoy Maloyaroslavets y Borovsk.
Zhukov ha conseguido retrasar un avance directo sobre Moscú, pero la Línea Mozhaisk ha sido desbaratada por completo y el Grupo de Ejércitos Centro tiene a cinco divisiones Panzer a menos de 100 kilómetros de Moscú. ¡La victoria está en nuestra mano!
La reacción soviética ante el avance alemán
Al principio, la reacción de Stalin y de la Stavka al comienzo de la Operación Tifón ha sido de completo mutismo, dado que la mayor parte de su atención se ha encotnrado todavía centrada en las críticas situacioens en Leningrado y Ucrania. De hecho, tan despreocupado -o inconsciente- se encontraba Stalin respecto a la magnitud y trascendencia de la penetración de Guderian, que el 1 de octubre ordenó al Frente de Reserva transferir a todo el 49º Ejército a defender Kursk y Kharkov. Fue sólo cuando los ataques alemanes comenzaron el 2 de octubre a lo largo de todo los Frentes Oeste, Reserva y Bryansk, que la Stavka finalmente supo que había llegado la hora de preocuparse. El Alto Mando Soviético ordenó entonces al Comandante General Dmitri Lelyushenko, un experimentado oficial de blindados, que se dirigiera a Orel y asumiera el mando de varias unidades de reserva que se estaban formando apresuradamente en la zona como el 1º Cuerpo de Guardias Fusileros.
Yeremenko se inclina sobre un mapa... y suda.
Al sur, Yeremenko no era plenamente consciente del alcance de la penetración de Guderian, dado que muy pocas unidades soviéticas estaban en contacto con el Segundo Cuerpo Panzer después de la ruptura del 1 de octubre. Sin embargo, el reconocimiento aéreo soviético detectó columnas Panzer que se dirigían hacia el norte en dirección a Bryansk y Orel, así que Yeremenko comenzó a movilizar a sus limitadas reservas. Dos divisiones de fusileros del 13º Ejército recibieron orden de desplazarse al este para bloquear el avance de XLVII Cuerpo Panzer a través de Seredina Buda, pero para cuando la lenta infantería soviética comenzó a moverse, los Panzer ya los habían dejado atrás. Yeremenko también trató de desplazar otra división de fusileros y algunos restos de unidades acorazadas para bloquear la principal autopista que se internaba en Bryansk desde el sur, ignorante de que los Panzer alemanes más cercanos de hecho se estaban aproximando a la ciudad desde el este.
Batería soviética de morteros de 152 mm.
Al norte, Konev reunió todo lo que tenía y lo lanzo contra el Cuarto Grupo Panzer de Hoth tan pronto como se dio cuenta de que los alemanes habían logrado una gran penetración. Konev ordenó al Teniente General Mikhail Lukin, comandante del 19º Ejército, que se interpusiera en el camino de Hoth y empleara sus tres regimientos de morteros de la reserva (unos 100 morteros de 152 mm) contra las puntas de lanza alemanas. Por desgracia para el Frente Oeste Soviético, la artillería soviética había perdido gran parte de su capacidad de dirigir fuego indirecto, en particular contra un objetivo en movimiento. Después de que la artillería se mostrase incapaz de detener a los Panzer de Hoth, Konev recurrió a sus fuerzas móviles para contener a las puntas de lanzar alemanas. Konev tenía más de 400 tanques a su disposición, pero la mayoría eran ligeros T-26s. La mejor unidad blindada de Konev, la 143ª Brigada de Tanques, con alrededor de 30 T-34s, fue erróneamente enviada contra el VII Cuerpo de Infantería Alemán en vez de contra la punta de lanza Panzer. Entonces Konev ordenó a su segundo, el Teniente General Ivan Boldin, que organizase una fuerza de contraataque a partir de las reservas del Frente Oeste y el grupo de caballería del Comandante General Dovator. El 30º Ejército del Comandante General Khomenko también recibió órdenes de coordinar un contraataque de dos divisiones junto con el grupo operativo de Boldin.
Una unidad de caballería soviética afila sus sables antes de la batalla contra los Panzer.
Entre el 4 y el 5 de octubre, el grupo operativo Boldin (compuesto de dos divisiones de fusileros, una diezmada división motorizada y dos batallones de tanques ligeros) atacó desde el noreste la cabeza de puente sobre el Dniepr del LVI Cuerpo Panzer de Schaal cerca de Khol-Zhirkovski con dos divisiones de fusileros y algo de caballería. A pesar de los desesperados ataques soviéticos, el grupo de Boldin no sólo fracasó en su intento de rechazar a la 6ª y 7ª Divisiones Panzer, sino que además perdió 80 de sus tanques. El LVI Cuerpo Panzer persiguió a los soviéticos tras su retirada y destruyó a gran parte de su artillería. Después de menos de cuatro días de combates, el Frente Oeste de Konev se encontraba despanzurrado y éste era incapaz de cerrar el agujero. El caos reinaba en los cuarteles generales de vanguardia soviéticos, en particular debido a la falta de radios y de oficiales de estado mayor preparados. El grueso de la infantería soviética en el Frente Oeste simplemente se limitó a permanecer en sus posiciones hasta que eran aplastadas o rodeadas.
Tanque soviético consumiéndose entre las llamas.
La situación era todavía peor en el centro del frente, donde los ejércitos de primera línea del Mariscal Budenny estaban siendo rebasados rápidamente, mientras que sus fuerzas de segunda línea desperdiciaban sus tropas móviles en contraataques inútiles. A medida que los ejércitos del flanco izquierdo del Frente Oeste comenzaban a retirarse hacia Vyazma, los ejércitos del Frente de Reserva permanecieron inmóviles. El Cuarto Grupo Panzer capturó Kirov y Spas-Demensk el 4 de octubre y a continuación se adelantó para capturar intacto un puente sobre el Río Ugra en Yukhnov. Un parte importante del problema residía en que la mayoría de las unidades de Budenny eran bien restos de divisiones derrotadas en las batallas de Smolensko o bien unidades de milicia que todavía se encontraban en proceso de constitución; muy pocas de las divisiones del segundo escalón defensivo del Frente de Reserva eran de hecho capaces de llevar a cabo operaciones de combate serias. Más aún, el Frente de Reserva había sido desprovisto de combustible, munición y transporte en favor de otros comandos.
Nada ilustra mejor la derrota soviética que esta imagen.
Para el 4 de octubre, estaba claro que los Frente Oeste y Bryansk se encontraban en serios problemas, pero Stalin se negó a autorizar ninguna retirada. Tal y como se ha hecho todavía más obvio en el día de hoy, 5 de octubre, se avecina una gran catástrofe. Stalin finalmente ha permitido a la Stavka ordenar una retirada hacia Vyazma para salvar el Frente Oeste. Sin embargo, Stalin se encuentra muy disgustado con el mando de Konev y ha ordenado al General Zhukov regresar desde Leningrado para sustituirlo. De hecho, Stalin ha sopesado ejecutar a Konev, como había hecho con Pavlov por su responsabilidad en los cercos de Bialystok-Minsk en junio, pero finalmente ha preferido reservarlo para otras derrotas.
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