lunes, 27 de agosto de 2012
navidades Nacionalsocialista
Nochebuena con el Führer
Mientras en el Reich un bono navideño valedero por dieciséis onzas adicionales de arroz y vegetales, algo más de una libra de azúcar, jamón y café se reparte a todos los ciudadanos para celebrar las fiestas navideñas y mantener alta la moral civil, el Führer aporta su granito de arena y como ya sucediera el año pasado se aleja de sus más allegados para celebrar la Navidad con sus tropas.
El Führer almuerza con sus soldados.
En efecto, el Führer abandonó ayer Berlín y se dirigió al Oeste con la intención de visitar a los soldados de la Wehrmacht acantonados en Francia y felicitarles las navidades. Durante su visita a las baterías de largo alcance emplazadas en la costa asistió a una ceremonia militar conjunta del Heer y de la Kriegsmarine. Después almorzó con los soldados en una cocina de campaña de la Organización Todt. Durante la comida ha trascendido la siguiente declaración del Führer: “Ante nosotros está la libertad y el futuro de nuestro pueblo. Detrás de nosotros quedan experiencias amargas. En nosotros vive la inalterable resolución de que de esta guerra resurgirá un Reich alemán mejor y más hermoso.”
Los soldados alemanes por doquier celebran la Navidad.
Por la tarde, el Führer prosiguió su visita y se dirigió a Boulogne. Las unidades navales estacionadas ahí le rindieron a su Führer un sentido homenaje.
Durante la jornada de hoy, día de Nochebuena, el Führer ha visitado las instalaciones de dos escuadrones de caza de la Luftwaffe y pronunciado sendas alocuciones, en una de las cuales ha declarado lo siguiente: “Lo que habéis conseguido este año es algo que ni los más viejos soldados creían posible.” Por la tarde, el Führer se ha dirigido a Abbéville, donde pasará la Nochebuena con la guarnición local de la Wehrmacht.
El Führer felicita las fiestas a la Leibstandarte
El Führer ha regresado a Berlín después de su viaje de tres días por Francia y ha pasado hoy parte del día con la SS Leibstandarte Adolf Hitler, a quienes les ha dirigido las siguientes palabras: “Cuál será vuestro destino, mis Hombres de la Leibstandarte, no lo sé. Pero sí sé una cosa: estaréis en primera fila en todos los desafíos. Mientras tenga el honor de estar al frente del Reich para dirigir esta lucha, vosotros que lleváis mi nombre os sentiréis honrados de estar al frente de la lucha.”
El Führer con la Leibstandarte .
En otro encuentro con el regimiento de infantería que ha reunido en mayor número de horas de combate, obtenido el mayor número de distinciones en batalla y sufrido las mayores pérdidas, el Führer ha exclamado: “Debéis entender que mi corazón late por vosotros y que estoy encantado de pasar las fiestas entre soldados.”
Nochebuena de guerra en Berlín
Toda Alemania canta esta noche la vieja canción de Nochebuena, villancico universal: "Stille Nacht, heilige Nacht..." Ha sonado en las iglesias esta tierna melodía, en los hogares y hasta en las calles, azucaradas por una nieve tímida, gracias al pequeño órgano o al aristón del músico ambulante. Sobre Berlín se abate una dulce quietud, mientras en las casas relumbra el árbol de Navidad con todas sus velas encendidas, con todos sus frutos de papel de oro y plata, con todas sus guirnaldas, con todos sus juguetes. A las cuatro de la tarde se han cerrado los cafés. Lo demás se había cerrado antes. A las cinco, un transeúnte ha podido recorrer medio Berlín sin encontrar otro transeúnte. Los trenes del ferrocarril subterráneo, los tranvías y los autobuses, circulan como fantasmas. Dentro de ellos viajan la soledad en compañía de algún ciudadano retrasado.
Soldados de la Luftwaffe escuchan la radio desde sus aeródromos.
Alemania no ha atacado a Inglaterra en la noche sagrada; Inglaterra tampoco ha atacado a sus adversarios. Pero en la paz de la noche, la guerra ha estado presente. Ha penetrado en las fiestas familiares por el prodigioso misterio de la radio. Palabras de Goebbels, jefe del Partido en Berlín, desde una batería antiaérea: "Alemania entera se siente orgullosa de los que defienden a1 país contra las agresiones británicas". Palabras del general Brauchitsch desde un puesto del Canal de la Mancha: "La victoria nos ha escogido a nosotros". Y a la misma hora en que el Führer celebraba la fiesta en el frente, entre sus soldados, Rudolf Hess, lugarteniente del Führer, ha dicho a la nación: "En esta Nochebuena de la guerra estamos más seguros del triunfo que nunca. Llegará el día en que Inglaterra no podrá resistir ni una hora más." La voz de estos hombres ha llegado a través de una tiniebla absoluta al fondo de las casas y la esperanza de la paz próxima y de la paz ganada se ha mezclado con la alegre melancolía de la noche.
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