En 1654, el primer judío, Jacob Barsimson, emigró de Holanda a Nueva Amsterdam,Nueva York y en la década siguiente muchos más le siguieron, estableciéndose a lo largo de la Costa del Este, principalmente en Nueva Amsterdam y Newport, en Rhode Island. Ellos estaban impedidos, por ordenanzas publicadas por el Gobernador Peter Stuyvesant, de involucrarse en la economía nacional, de manera que rápidamente descubrieron que el territorio habitado por los indios sería un campo fértil. No había ninguna ley que impidiera a los judíos comerciar con los indios.
El primer judío en empezar a comerciar con los indios fue Hayman Levy, quien importó cuentas de cristal barato, tejidos, pendientes, brazaletes y otras baratijas de Holanda que fueron cambiados por valiosas pieles de animales. Hayman Levy pronto se asoció con los judíos Nicholas Lowe y Joseph Simon. Lowe concibió la idea de comerciar ron y whisky con los indios y estableció una destilería en Newport, donde estos dos licores fueron producidos. Dentro de un breve tiempo había 22 destilerías en Newport, todos ellas poseídas por judíos, fabricando y distribuyendo el "aguardiente". La historia de la corrupción de los indios, con las consiguientes masacres por parte de los primeros colonos, es una historia dramática en sí misma.
Es esencial comprender el puerto de Newport. Es importante a fin de reconocer la participación judía en el comercio de esclavos. Hubo un período en que fue comúnmente referido como el "Centro Mundial del Comercio Judío de Esclavos de Newport". En total en este tiempo había en Norteamérica seis comunidades judías: Newport, Charleston, Nueva York, Filadelfia, Richmond y Savannah. Había también muchos otros judíos dispersos sobre toda la costa Este. Aunque Nueva York tuviera el primer lugar en pobladores judíos en Norteamérica, Newport tenía el segundo lugar.
Nueva York era también la principal fuente de carne kosher, proveyendo a los asentamientos norteamericanos, y luego a las Antillas y también a Sudamérica. ¡Actualmente Newport está a cargo!. Newport también llegó a ser el gran puerto comercial de la costa Este de Norteamérica. Allí, los buques de otros puertos se reunían para intercambiar productos. Newport, como antes se dijo, representó el lugar principal en el comercio de ron, whisky y tráfico de licor. Y para concluír, finalmente llegó a ser el principal centro del tráfico de esclavos. Era desde este puerto que los barcos partían a través del océano a recolectar su carga humana negra y luego obtener grandes sumas de dinero a cambio de ellos.
Un informe contemporáneo auténtico, basado en las autoridades, indica que de 128 barcos de esclavos, por ejemplo, que dejaron su "carga" en Charleston en un año, 120 de éstos estaban registrados por judíos de Newport y Charleston con sus propios nombres. De los restantes, uno puede conjeturar que, aunque ellos fueran ingresados como de Boston, Norfolk y Baltimore, sus verdaderos dueños eran de manera similar los distribuidores judíos de esclavos de Newport y Charleston.
Uno podría evaluar la participación judía en el negocio entero de Newport, si se considera la gestión de un solo judío, el portugués Aarón López, que tuvo un importante papel en la historia acerca de los judíos y la esclavitud. Acerca del comercio total de las Colonias, y el posterior Estado de Rhode Island que incluía a Newport, las facturas de embarque, las concesiones, los recibos y las autorizaciones de puerto llevaban el nombre firmado del judío Aarón López. Todo esto ocurrió durante los años 1726 y 1774. Él tuvo por lo tanto más del 50% de todo el comercio bajo su control personal durante casi cincuenta años. Aparte de esto había otros barcos que él poseía, pero que navegaban bajo otros nombres.
Mientras tanto, la influencia judía en Newport había alcanzado tales proporciones que el Presidente George Washington decidió hacerles una visita. Sobre su presencia allí, de ambas logias masónicas enviaron un emisario –un judío llamado Moisés Seixas para acercarse al Presidente con una petición, en la cual los judíos de Newport declaraban:
Si usted desea permitir a los hijos de Abraham acercarse a usted con una petición, para decirle que le honramos, y sentimos una alianza... y luego:
Sigamos el viaje de un barco, perteneciente a un traficante de esclavos, Aarón López, que había hecho muchos viajes a la costa africana. Por ejemplo, en el mes de Mayo de 1752, el barco "Abigail" fue equipado con aproximadamente 9.000 galones de ron, un gran suministro de grilletes de hierro para pies y manos, pistolas, pólvora, sables y muchos ornamentos de estaño sin valor, y al mando del capitán judío Freedman, navegó lejos hacia África. Había sólo dos oficiales y seis marineros integrando el equipo. Tres meses y medio más tarde ellos arribaron a la costa africana. Mientras tanto, allí había sido establecida una agencia africana por los traficantes judíos de esclavos, que los tenía a éstos acorralados y preparados para la venta. Esta organización se había internado profundamente en África y tenía muchas ramificaciones, incluídos jefes de tribus, de aldeas, etc. Este método de persuadir a estos líderes para la trata judía de esclavos, era similar al que los judíos habían empleado con los indios.
Al principio, ellos les obsequiaban el ron, y dentro de poco tiempo los tenían sumidos en un delirio alcohólico. Cuando el oro en polvo y el suministro de marfil se agotaban, los inducían a vender a gente de su misma raza, inicialmente a sus mujeres y luego a sus jóvenes. Entonces los Negros comenzaban la guerra el uno contra el otro, trazado y desarrollado todo mayormente por los judíos, y si aquellos capturaban prisioneros, éstos también eran cambiados por ron, municiones y armas, para que los judíos los utilizaran en campañas ulteriores destinadas a capturar a más Negros. Los Negros capturados eran engarzados de dos en dos y conducidos por los sombríos bosques hacia la costa. Estos penosos y dificultosos viajes requerían semanas, y algunos de los apresados con frecuencia enfermaban y caían por el agotamiento, y muchos eran incapaces de levantarse aunque el látigo de cuero fuera aplicado como un incitador. Éstos eran abandonados para que murieran y fueran devorados por las bestias salvajes. Era bastante habitual ver los huesos de los muertos yaciendo bajo el sol tropical, un recordatorio triste y espantoso para aquellos que más tarde caminaran por este camino.
Se ha calculado que por cada Negro que resistió los rigores de este deambular, teniendo aún que hacer el largo viaje a través del océano antes de que arribaran a tierras norteamericanas, nueve de cada diez morían. Y cuando uno considera que había una emigración anual de UN MILLÓN de esclavos Negros, entonces, y sólo entonces, puede uno evaluar el tremendo y extenso éxodo de la gente africana. En el presente África está escasamente poblada, no solo debido al millón anual literalmente sacado a la fuerza de sus chozas, sino debido a los cinco a nueve millones anuales que nunca alcanzaron su destino. Una vez que ellos alcanzaban la costa, los esclavos Negros eran conducidos juntos, y se les aplicaban restricciones para mantenerlos hasta que el siguiente barco de transporte atracara. Los agentes –muchos de ellos judíos– que representaban al jefe tribal, luego comenzaban el trato con el capitán. Cada Negro le era presentado personalmente. Pero los capitanes habían aprendido a desconfiar. El Negro debía mover sus dedos, brazos, piernas, y el cuerpo entero para asegurar que no había ninguna fractura. Incluso los dientes eran examinados. Si faltaba un diente, esto bajaba el precio. La mayor parte de los agentes judíos sabían cómo tratar a los Negros enfermos con productos químicos a fin de venderlos como si estuvieran sanos. Cada Negro era valorado en aproximadamente 100 galones de ron, 100 libras de pólvora, o en dinero en efectivo entre 18 y 20 dólares. Las anotaciones de un capitán nos informan que el 5 de Septiembre de 1763 un Negro fue tasado como en 200 galones de ron, debido a la puja entre los agentes, elevándose su precio. Las mujeres menores de 25 años, embarazadas o no, se tasaban en la misma medida si ellas estaban sanas y eran atractivas. Cualquiera mayor de 25 año perdía el 25% de su precio.
Hasta el presente los valiosos derechos del ciudadano libre han sido retenidos. Sin embargo, ahora vemos nacer un nuevo gobierno basado en la Majestad del pueblo, un gobierno que no permite ninguna intolerancia ni persecución del judío, sino más bien concede la libertad de pensamiento, que cada uno comparte, cualquiera que sea su nación o lengua, como una parte de la gran máquina del Gobierno.
Sigamos el viaje de un barco, perteneciente a un traficante de esclavos, Aarón López, que había hecho muchos viajes a la costa africana. Por ejemplo, en el mes de Mayo de 1752, el barco "Abigail" fue equipado con aproximadamente 9.000 galones de ron, un gran suministro de grilletes de hierro para pies y manos, pistolas, pólvora, sables y muchos ornamentos de estaño sin valor, y al mando del capitán judío Freedman, navegó lejos hacia África. Había sólo dos oficiales y seis marineros integrando el equipo. Tres meses y medio más tarde ellos arribaron a la costa africana. Mientras tanto, allí había sido establecida una agencia africana por los traficantes judíos de esclavos, que los tenía a éstos acorralados y preparados para la venta. Esta organización se había internado profundamente en África y tenía muchas ramificaciones, incluídos jefes de tribus, de aldeas, etc. Este método de persuadir a estos líderes para la trata judía de esclavos, era similar al que los judíos habían empleado con los indios.
Al principio, ellos les obsequiaban el ron, y dentro de poco tiempo los tenían sumidos en un delirio alcohólico. Cuando el oro en polvo y el suministro de marfil se agotaban, los inducían a vender a gente de su misma raza, inicialmente a sus mujeres y luego a sus jóvenes. Entonces los Negros comenzaban la guerra el uno contra el otro, trazado y desarrollado todo mayormente por los judíos, y si aquellos capturaban prisioneros, éstos también eran cambiados por ron, municiones y armas, para que los judíos los utilizaran en campañas ulteriores destinadas a capturar a más Negros. Los Negros capturados eran engarzados de dos en dos y conducidos por los sombríos bosques hacia la costa. Estos penosos y dificultosos viajes requerían semanas, y algunos de los apresados con frecuencia enfermaban y caían por el agotamiento, y muchos eran incapaces de levantarse aunque el látigo de cuero fuera aplicado como un incitador. Éstos eran abandonados para que murieran y fueran devorados por las bestias salvajes. Era bastante habitual ver los huesos de los muertos yaciendo bajo el sol tropical, un recordatorio triste y espantoso para aquellos que más tarde caminaran por este camino.
Se ha calculado que por cada Negro que resistió los rigores de este deambular, teniendo aún que hacer el largo viaje a través del océano antes de que arribaran a tierras norteamericanas, nueve de cada diez morían. Y cuando uno considera que había una emigración anual de UN MILLÓN de esclavos Negros, entonces, y sólo entonces, puede uno evaluar el tremendo y extenso éxodo de la gente africana. En el presente África está escasamente poblada, no solo debido al millón anual literalmente sacado a la fuerza de sus chozas, sino debido a los cinco a nueve millones anuales que nunca alcanzaron su destino. Una vez que ellos alcanzaban la costa, los esclavos Negros eran conducidos juntos, y se les aplicaban restricciones para mantenerlos hasta que el siguiente barco de transporte atracara. Los agentes –muchos de ellos judíos– que representaban al jefe tribal, luego comenzaban el trato con el capitán. Cada Negro le era presentado personalmente. Pero los capitanes habían aprendido a desconfiar. El Negro debía mover sus dedos, brazos, piernas, y el cuerpo entero para asegurar que no había ninguna fractura. Incluso los dientes eran examinados. Si faltaba un diente, esto bajaba el precio. La mayor parte de los agentes judíos sabían cómo tratar a los Negros enfermos con productos químicos a fin de venderlos como si estuvieran sanos. Cada Negro era valorado en aproximadamente 100 galones de ron, 100 libras de pólvora, o en dinero en efectivo entre 18 y 20 dólares. Las anotaciones de un capitán nos informan que el 5 de Septiembre de 1763 un Negro fue tasado como en 200 galones de ron, debido a la puja entre los agentes, elevándose su precio. Las mujeres menores de 25 años, embarazadas o no, se tasaban en la misma medida si ellas estaban sanas y eran atractivas. Cualquiera mayor de 25 año perdía el 25% de su precio.
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