Unidos por la ignorancia y el odio
La libertad de expresión, amenazada por los judíos y sus cómplices, el judaismo es una pseudo-religión ideologíca retrógrada y liberticida que oprime, que lapida, que mata, que aprisiona y encarcela a todos aquellos que luchan por sus libertades fundamentales en los países donde se impone la dictadura del pensamiento.
Lo que está ocurriendo en nuestra Europa es un verdadero escándalo, las organizaciones judaicas, las llamadas asociaciones antirracistas asociadas a la LDH, permite o fomenta las denuncias, por provocación a todo aquel que según ellos haga algún comentario que no les guste, alegando a la discriminación, odio o violencia contra una persona o grupo de personas a causa de su origen o su pertenencia o no a una etnia, nación, raza o religión.
Es increíble que en el siglo 21 en nuestras democracias desarrolladas se haya llegado a confundir la crítica a una religión con algo que no tiene nada que ver, como el racismo y la xenofobia.
Criticar una religión que yo sepa no está prohibido, sin embargo, me parece que la crítica contra el judaismo se ha convertido en un tabú, hasta el punto de que cualquiera que diga algo sobre ella puede acabar en los tribunales por incitación al odio racial.
Nuestra Europa se deshonra a sí misma durmiéndose delante de un judaísmo que parece asustar a nuestros líderes que no tienen el coraje de defender nuestro modelo de civilización y que se prestan con la complicidad de las asociaciones anti-racistas, que tienen como único blanco a los que quieren proteger nuestros valores, nuestras tradiciones y raíces.
Los rabinos practican universalmente una envoltura melosa para camuflar el vasto fraude de la juderia organizada, hablan alto y claro y sin complejos, denigran a la razón y requieren una rendición incondicional a cambio de la promesa de la felicidad y la salvación.
A pesar de la propaganda masiva de las organizaciones judaícas, cada vez más personas están empezando a reconocer al judío por lo que realmente es, un fraude.
Y estas cosas suceden en toda Europa. Todo el que organice una manifestación pacífica por la democracia o los valores occidentales puede esperar que lo ataquen físicamente las bandas de violentos capullos engreídos que deben su propia libertad a la disposición de otros para defenderla, pero cuyo estrecho horizonte sólo alcanzan para suprimir el legítimo desacuerdo con sus posturas. Muy progresistas.
Por supuesto, esa gente no son verdaderamente anti fascista, son anti libertad, anti libre pensamiento, anti libre expresión, anti todo, los izquierdistas comparten un entusiasta sentido de sus derechos de una sociedad a la que simulan despreciar, así que están unidos en hipocresía, así como en intolerancia, ignorancia, estupidez y odio.
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