Ninguno de los altos dirigentes del NS fue un cristiano practicante y convencido. Unos pocos fueron teóricamente cristianos, como Hitler, aunque jamás fue un practicante, ni le importó demasiado la opinión religiosa. En su vida pública apoyó lógicamente al cristianismo en tanto gobernaba un pueblo cristiano, pero en su vida particular no aceptó jamás intromisión religiosa.
La mayoría se desentendían totalmente, como Hess, Goebbels, etc. No dijeron nada en contra directamente, ni nada a favor.
Una buena parte fueron radicalmente anticristianos: Rosenberg, Darré, Bormann, Himmler, Heydrich, etc. Bormann fue un fanático anticristiano y sin embargo Hitler lo nombró secretario personal suyo, luego jefe máximo del NSDAP, y delegó en él su testamento y última voluntad, fue su hombre de confianza en sus últimos años. Rosenberg teorizó como nadie contra el cristianismo y lo acusó de judío. El Papa protestó por la difusión entre la juventud nacionalsocialista de la propaganda de Rosenberg.
Veamos, por ejemplo, la nota de protesta de la Santa Sede al gobierno nacionalsocialista en fecha 29 de Enero de 1936:
Los argumentos del asunto Rosenberg están subordinados al hecho de la penetración oficial y semioficial, por medio del sistema escolar, de las doctrinas de este alto oficial del Estado, que demuestran un espíritu de lucha contra la Iglesia. Fue la presión oficial y oficiosa la que hizo penetrar esos escritos en todos los sectores de la enseñanza pública. Esta situación, debidamente comprobada por el Vaticano, perdura y perjudica la paz interior, la conciencia de los fieles y la educación de la nueva generación. De esa fuente viene diariamente el veneno de agitación contra la Iglesia y la difamación de la misma y la de sus líderes.
Por supuesto todos creían en Dios, designando como tal la raza, los valores éticos raciales, el supremo creador natural, en fin, diversos conceptos. Es por ello fácil encontrar frases de todos los dirigentes hablando de Dios, pero no del cristianismo. De ahí surge otra confusión: en el libro "Hitler y la Iglesia", por ejemplo, vemos muchas frases invocando a Dios, pero muy pocas alabando al cristianismo, casi ninguna. Hitler dijo algunas, como también dijo algunas en contra. Voltaire creía en Dios, atacó como nadie al ateísmo, pero desde luego no era cristiano. Los romanos invocaban a Dios cada día pero no eran cristianos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario