La tendencia biologista del NS.
Dentro del Nacional-Socialismo histórico hubo toda una serie de pensadores que montaron lo que podríamos llamar una tendencia biologista del NS.
Como siempre, la ley del péndulo hizo que si hasta entonces la genética no tenía importancia, para contrarrestar ellos le dieron toda la importancia. Un libro como "El Gen Egoísta" de Richard Dakins, 1976 promueve esa misma idea de un gran determinismo cromosomático, pero bajo el lenguaje moderno del biologismo científico.
La Genética es una ciencia fundamental, y las determinaciones genéticas sobre los individuos son enormes. Precisamente su negación anti-científica es el error básico del igualitarismo.
Hay aspectos claramente culturales e históricos, o sea, influídos por el ambiente y la Historia, y hay además una libertad de actuación. Lo que pasa es que la libertad de actuación es mucho más relativa de lo que parece. Cada uno puede hacer muchas cosas, pero en un 99% de los casos hace aquellas cosas para las que su personalidad y su genética lo tienen más preparado y adaptado.
La mayoría de las personas sigue fielmente una predestinación básica de su genética, de su personalidad y su forma natural de ser. Por tanto podemos decir que SÍ existe una fuerte predeterminación social provocada por la genética. Lo que pasa es que el ambiente y la propaganda, las influencias del medio, son mucho más efectivos en la resistencia al gen. Un ambiente y una presión social provocada por la propaganda o la sociedad son muy fuertes también para provocar un direccionismo en el comportamiento medio de la persona.
Todo esto nos lleva a plantear claramente que la pretendida libertad total del buen salvaje es un Mito. Las masas, los pueblos, están sometidos a un fuerte direccionismo, en parte de origen genético, y en parte de origen social y cultural.
Estamos en una sociedad cientifista, positivista, nos dicen en muchos sitios. Y eso es absolutamente falso. Estamos en una sociedad basada en mitos y utopías de carácter pseudo-religioso. La Igualdad es uno de ellos, al igual que la bondad natural y el progreso, pasando por las leyes del mercado o los 6 millones del Holocuento, para acabar con la utopía de la libertad total del individuo. Toda una serie de verdades de fe que se niegan a discutir y mucho más a confrontar con la realidad.
Esta es la verdad de fe que se niega a cualquier comprobación científica.
Si hoy una persona dice que un negro y un Blanco son diferentes no sólo en el color, no se intentará comprobar si la realidad es así o no: simplemente se le acusará de racista, pues el discurso oficial es que somos iguales y sólo es un problema de melanina en la piel.
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