Nosotros tendremos que resolver al mismo tiempo los problemas de la unidad social, racial y popular de Europa, al mismo tiempo que el problema político y social. Porque somos y deseamos ser de nuestra época, tendremos que ver cuáles son los problemas que representa además la distorsión de los movimientos socialistas por los judíos, que le han inoculado teorías extranjeras, y el problema de la división de Europa en las circunstancias actuales.
Cada vez que por esos medios la unidad se encontró rota, una nueva Era de anarquía política comenzó la aparición de teorías sociales extrañas a las concepciones de Europa, que negaban la importancia de las realizaciones sociales, concepciones que sustituían la organización social sistemática por una caridad arbitraria e impotente.
Es necesario subrayar que todo pensamiento socialista ha salido de Occidente, en tanto que el espíritu del semitismo no ha sido más que un factor de falso igualitarismo, de desorden, de división, de envilecimiento social y humano.
Reconciliando al pueblo consigo mismo, reuniendo a los trabajadores intelectuales y manuales y confiando a cada uno el papel que le reserva su propia valía, tendremos la oportunidad de ver nacer en Occidente una nueva conciencia con una nueva unidad. Tendremos la posibilidad de decir a cada uno:
"Es tiempo de reencontrar tu orgullo original, tu fuerza y tu salud. Tú debes superar la triste Humanidad de nuestros tiempos para crear un hombre nuevo, más allá y por encima de ella. No tengas consideración, ni remordimiento ni compasión; los viejos dioses están muertos".
Con un hombre nuevo nacen nuevas medidas, y para cada uno la posibilidad de realizar su destino y su obra.
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