Según Marguerite Peeters, estrictamente hablando, el concepto de género aparece por primera vez en Estados Unidos en 1955 cuando el sexólogo de Harvard John Money, distingue el sexo biológico del género, roles sociales masculinos y femeninos.
El estatus sexual corresponde a una función social que puede reconstruirse. Money piensa que podemos cambiar de sexos sin mayor esfuerzo. Quiere cambiar el sexo de David Reimer, mutilado por una circuncisión fallida, para hacer de él una chica con ayuda de tratamientos hormonales. Este niño nunca quiso identificarse como tal y quiso reconvertirse en un hombre a los 15 años a través de la cirugía. Se suicidó a los 38 años. La teoría de Money, a pesar de esta tragedia, conoció el éxito y fue asumida por Robert Stoller en su libro de 1968: Sexo y género: El desarrollo de la masculinidad y la feminidad.
Según el autor, nacida en la cabeza de los psiquiatras bajo la influencia freudiana, la idea según la cual la identidad sexual se corresponde con la identidad que nosotros elegimos subjetivamente por autoasignación, y no con la identidad correspondiente al sexo biológico, comenzó a interesar cada vez más a los sociólogos y hacer camino en la cultura occidental (…) la matriz de la ideología de género es francoamericana.
Sartre decía que el individuo debe liberarse de sí mismo, su esencia, para vivir por sí mismo en libertad. Su compañera, Simone de Beauvoir decía que no se nace mujer, se llega a serlo. Para ella, la familia, el matrimonio, la maternidad tradicional, son fuentes de opresión.
El freudiano-marxista Herbert Marcuse quería una revolución cultural liberadora. Las feministas atacaban los roles sociales. El movimiento feminista será retransmitido por el movimiento homosexual. Según Peeters, líder del movimiento lésbico francés, instalada en los EE.UU. en 1976, vincula explícitamente la teoría de género, que entonces se estaba desarrollando en las universidades, a las reivindicaciones homosexuales. El primer gay pride, fiesta del orgullo gay se lleva a cabo en los EE.UU. en 1970.
Según la profesora de la Universidad de California, Joan Butler, el género…es un estado construido, radicalmente independiente del sexo con la consecuencia de que el hombre y lo masculino pueden también tener sentido tanto en un cuerpo femenino como en un cuerpo masculino. Butler ayudó a crear una cátedra de estudios de género como ciencia en París. La orientación sexual no sería ni natural ni esencial a la persona. Peeters resume la teoría “queer”: «Tengo mi elección. Estoy orgulloso y estoy de acuerdo con esta elección. No acepto que ningún otro o la sociedad me diga qué soy yo. No recibo mi existencia de nadie más que de mí mismo. Yo decido por mí mismo lo que soy. La sociedad debe conformarse con mi elección y adaptarse a mis cambios de orientación. Soy el amo del mundo». Se trata de una sobreinflamación del ego, típico del Gestell, el ego que piensa que es Dios.
Butler retoma la idea de Spinoza según la cual es ético todo lo que es técnicamente factible. La feminista estadounidense Shulamith Firestone escribe en su Dialéctica del sexo que hace falta una revolución sexual autoritaria y provisional para crear una sociedad de posgénero, donde no habrá ninguna distinción sexual, copia de la sociedad “sin clases” de Marx: todo el mundo sería homo/hetero/bi y la tiranía de la familia biológica se quebraría.
Según la autora, así nacerá lo poshumano, producto del maridaje del hombre y de la tecnología que permite o permitirá cada vez más el cambio de sexo, de prolongar su existencia, de liberar a las mujeres de su función reproductiva por el uso de úteros artificiales. Llegará un momento, pretenden los teóricos “queer”, en el que la humanidad, devenida en poshumanidad, será liberada del género y del sexo esta sociedad de individuos asexuados superará toda limitación con la simple búsqueda de sus objetivos de aumento del poder y del placer.
Fuente base: culturatransversal.wordpress.com