domingo, 16 de junio de 2019

La sociedad tradicional orgánica..


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La sociedad tradicional orgánica, era por su propia naturaleza no igualitaria: cada uno tenía un papel específico, conforme al interés del grupo, los unos combatían para defenderlo, otros rezaban por su salvación, otros trabajaban para alimentarlo, la dominación de la élite se justificaba por la misión que le correspondía y le imponía deberes. La modernidad por su parte rechaza la inscripción de los individuos en categorías cerradas y hereditarias: reivindica un objetivo de igualdad.

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La sociedad tradicional se caracterizaba por su enraizamiento territorial y físico. El individuo estaba inscrito en unas comunidades de pertenencia, constituídas en circulos concéntricos: familia, parroquía, provincia, patria. Los hombres de la sociedad tradicional tenían igualmente conciencia de que los diferentes Estados europeos, a pesar de las guerras entre soberanos, pertenecian a la Cristiandad. 

La modernidad, por su parte, no reconoce pertenencia alguna de grupo: los grupos humanos son ciertamente necesarios pero son meramente funcionales y no tienen ningún carácter. Por ello, la modernidad conduce al rechazo de las patrias, que encierran ilegitimamente a los individuos: la modernidad es necesariamente universalista.




La sociedad tradicional estaba abocada a la transmisión de la herencia. Los hombres que vivían el tiempo presente se percibían a si mismos como los eslabones de una cadena: se inscribían en un mundo que preexistía a ellos mismos, que no se podía ignorar y menos poner en cuestión, sino que por el contrario había de ser preservado y transmitido. La modernidad promueve, por el contrario, un individuo independiente, autónomo, libre de toda tradición y de toda moral, adepto del cambio como un valor en sí positivo.

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