viernes, 6 de junio de 2014

Demasiado Tarde Para Confiar

Por qué ningún escritor judío puede ser creído
por..John Kaminski...................                             No quiero mi base de datos contaminada por su desinformación deliberada...notese como lo ensucian todo..los escritores judíos inevitablemente enturbian y tuercen los contornos de cualquier argumento para transformarlo invariablemente en una ventaja solamente para ellos mismos. Periódicamente, incluso los más honestos de mis fieles corresponsales por correo electrónico me envían piezas supuestamente reveladoras sobre temas de peso de interés actual que han sido escritas por escritores judíos.


Algunas de ellas son muy buenas. De hecho, usted podría decir que los judíos revelan mucho más sobre ellos que lo que cualquier investigador no-judío podría descubrir. Esto es verdadero no sólo de las noticias actuales sino también de los cánones del género, las clásicas advertencias de judíos bien informados como Benjamin Freedman (1), Harold Rosenthal (2), Mordejai Vanunu, Arthur Koestler y otros por el estilo. Quizá es la información interior que ellos tienen, su historia de ser simplemente judíos durante todas sus vidas, y aparentemente el ver la vida de manera diferente que el resto de la gente en el planeta, pero sus revelaciones sobre su propia tribu a menudo parecen más realistas que algunas de las pegajosas invectivas lanzada sobre los judíos en general por muchos de sus irritados críticos gentiles.





Hay dos rasgos notables en la categoría de las relaciones entre judíos ygentiles. El primero es que los no-judíos son animados en cada momento de todas sus vidas a sentir compasión por los judíos, supuestamente porque esta pobre gente ha soportado una vida muy dura a través de toda su historia. El alboroto del "Holocausto" que comenzó 20 años después de la Segunda Guerra Mundial ha sido una campaña de relaciones públicas para confirmar dicha percepción en las mentes de cada uno en el mundo, y ha funcionado con creces, debido al poder ubicuo de los medios judíos de comunicación. En muchos países hoy usted puede ser enviado a la cárcel por no sentir compasión por los judíos.


Y la sombra del monstruo toma forma en vuestra mente.


El segundo rasgo es, por si usted no lo ha notado, el control judío de prácticamente cada gobierno y cada negocio principal en el mundo, y no hablo sólo de los gobiernos nacionales, sino también estatales, locales y de las burocracias comunitarias y profesionales también. Juntas directivas zonales. Grupos de apoyo hospitalario. Todas las principales corporaciones. Grupos de escépticos del 11-S...


Note cómo ellos siempre enturbian el foco, en cada caso. Supongo que es lo que ellos están programados para hacer.

Así también los escritores judíos. Noam Chomsky llevó a una reducida generación de jóvenes rebeldes estadounidenses a comprender las depredaciones de unos locos militares estadounidenses, pero dejó de iluminar el motor de la bestia, que era y es, por supuesto, el centro del dinero judío, que no es tan casualmente el centro del dinero del mundo.


Israel, dijo Chomsky una vez, es sólo un país más, uno de los grandes eufemismos del mundo, que evapora totalmente el prestigio de Chomsky como filósofo. Pero eso no superó la infame frase de su secuaz judío Howard Zinn justo antes de que éste muriera: "No importa quién haya llevado a cabo el 11-S". Dicho como un judío, Howard.


Adivino que el éxito de ellos es un indicador de cuán inconsciente es la mayor parte de los estadounidenses, cuyas mentes ―en cada edad y en cada nivel― son moldeadas por los medios de comunicación que están poseídos por judíos, que envían la rentable filosofía de "jódete a tu vecino" por todo el mundo a toda velocidad.


El cuento es cómo este dinero judío fue acumulado y que le permite a un pequeño grupo de judíos ricos determinar el destino del mundo.


Y ahora este cuento ―una realidad totalmente fabricada que nos hace aclamar a nuestras tropas en Afganistán mientras muchachos jóvenes son recogidos para un uso futuro por los neoconservadores y otros de aquella calaña― va a ser compuesto para usted por escritores judíos, que pueden quejarse contra las obvias depravaciones de los israelíes soltando tonterías sagradas, pero nunca ―ni en un solo caso― hace ellos brillan su supuestamente penetrante luz reporteril sobre el verdadero corazón de la bestia.


El cual es su clan maldito.

Ellos tienen que mentirle a usted con el fin de aparecer como seres humanos normales. Si ellos realmente se comportaran como desean comportarse, y como en las sinagogas se les ha enseñado a comportarse, usted estaría o muerto o llevándoles café.


Y de esta manera ha sido, durante miles de años, el verdadero negocio, como ellos dicen.


Defender el judaísmo es confesar que usted es un criminal, y que ha jurado acabar con la vida de otros simplemente porque usted ha declarado que usted puede hacerlo.


Éste, en mi opinión, no es un ser humano. Los judíos son aficionados a afirmar que ellos son los Elegidos, pero están tan avergonzados de admitir que su cacareado libro santo contiene órdenes de matar o esclavizar a todos los no-judíos del mundo, que ellos dirán cualquier mentira para impedirle a usted enterarse de aquello.


¿Es esto algo que un padre sano querría alguna vez enseñar a sus hijos?. No; ningún padre sano.


Y así llegamos al meollo del secreto que todos los escritores judíos tratan de mantener, aunque ellos puedan esgrimir exquisiteces seductoras de la conspiración más demencial de todos los tiempos: que sólo una tribu antigua es santa, y que merece el mundo entero lleno de un pequeño número de otros a los que se les permitirá servirlos.


Su propia ciencia ―la psicología― define esto como megalomanía homicida narcisista. Y leemos el New York Times, la publicación esencial de los medios judíos de comunicación, y pensamos que estamos verdaderamente informados.

Este elogio comenzó como una carta a Dirk Chardet, un agradable joven que realizó un convincente nuevo resumen con muchas de las últimas noticias del mundo real. Una mayoría de sus artículos están redactados por escritores judíos últimamente populares, como el mordaz crítico israelí Gilad Atzmon, y estoy escribiendo expresamente para pedir no ser incluído en su resumen, porque no quiero asociarme con escritores judíos, simplemente porque ellos no pueden y no van a decir la verdad, en todos los casos.


Ellos le dan a usted una seductora parte de la verdad, pero su arraigada segunda intención siempre los hace reservarse algo. Lo llamo la Fórmula de Alex Jones, donde él fríe el 95% de la verdad, y luego mistifica y confunde con tonterías vagas sobre los misteriosos Illuminati. La gente lo ama. La mayoría de las personas que conozco piensa que él realmente trabaja en favor de nosotros.


Pero está la razón más importante de todas.


Tres mil años de mentiras judías nos han llevado a donde estamos hoy. ¿Por qué querría yo que un judío tratara de decirme cómo salir de la difícil situación en que los judíos nos han puesto?. Ningún ser humano que funcione normalmente escogería aquella opción.


¿A cuántos judíos más que se hacen pasar por algo distinto que un judío tendré que escuchar en esta vida?.


Esta advertencia se aplica especialmente a aquellos judíos como Henry Makow y el Hermano Nathanael que se han convertido al cristianismo. Es como un vals. El cristianismo fue inventado por un judío. Ellos lo estimulan a usted con revelaciones y percepciones de aventuras esotéricas, pero el corazón de la bestia permanece intacto, alimentándose de sí mismo, reacio a revelar el crimen básico de todo monoteísmo, el control mental, pero en particular el más repugnante de todos éstos, el Talmud, que es solamente una licencia para asesinar a quienquiera que usted guste y para luego mentir sobre ello.


Y esto es lo que ellos hacen.

Los escritores judíos no escriben sobre esto. Ellos escriben sobre hacer peticiones a nuestros congresistas, y quiero a esos miserables, porque nuestra gente del Congreso, todos y cada uno, es culpable de cargos múltiples de traición, complicidad en asesinatos masivos y... La obstrucción de la justicia se ha convertido en un estilo de vida en el Estados Unidos judío.


Yo siempre he considerado mis escritos como independientes de cualquier grupo o etiqueta. Resulto ser uno de los pocos antiguos izquierdistas que realmente vieron a través del candado mental judío, y una vez que usted lo hace, la realidad cambia. Estamos siendo totalmente manipulados. Es hora de despertar.


Los escritores judíos no van a decirnos cómo hacer eso. Ellos van a contarnos sobre algún interesante asunto que va a capturar nuestra atención de modo que le dediquemos nuestro tiempo y finalmente no veamos lo que estábamos buscando. Nuestros objetivos resultan cambiados cuando ellos pasan por un filtro judío.


Esto es lo que Eustace Mullins quiso decir cuando dijo: "A causa de la presencia del judío, usted no conseguirá sus sueños".


Los escritores judíos inevitablemente enturbian y tuercen los contornos de cualquier argumento para transformarlo invariablemente en una ventaja solamente para ellos mismos. No quiero ser acusado de aquel defecto. Piense en la Guerra de los Bóers, donde ingleses y holandeses murieron en masa pero los judíos terminaron quedándose con todas las minas de diamantes. Esto es lo que sucede todas las veces.


Y no quiero leer historias políticas escritas por judíos y tener que clasificar la tendencia por la cual la historia siempre ha sido torcida para favorecer a los judíos. No quiero mi base de datos contaminada por esta deliberada desinformación.


Si los judíos quieren hacer historias de sus propias depredaciones, ellos deberían concentrarse en Untermeyer, quien compró a Woodrow Wilson y destruyó la república estadounidense, o en cómo los robots judíos como Foxman y Dershowitz realmente han destruído la mayor parte de la historia estadounidense con su psicótica agitación del odio. O tal vez en cómo el concepto de canibalismo está relacionado con la manera en que ellos se consideran a sí mismos.


Los judíos participantes de la New Age deberían opinar sobre qué propiedades humanas, qué conexiones humanas con Dios y con el universo, son cortadas por la práctica judía [y también musulmana] de la circuncisión, y por qué el judaísmo desea tanto desfigurar todo lo que toca.


Más importante aún, me gustaría oír historias de judíos que se enfoquen en cómo ellos van a dejar de avalar a los reyes del poder judío y a trabajar por un mundo equitativo más bien que en favor del fétido plantío que ellos han creado. O en cómo ellos han vencido la jenofobia que ellos infligen sobre el mundo.


Estamos hasta ahora lejos de comprender lo que los judíos nos han hecho, y sería absolutamente ridículo para mí confiar alguna vez en algo dicho por un judío sobre cualquier tema.


¿Se enteró usted de que Israel ahora tiene una flota de aviones a propulsión no-tripulados Jumbo 747 que pueden conducir una gran cantidad de sus 1.200 cabezas nucleares a cualquier lugar de la Tierra?.


Los judíos son los Elegidos, de acuerdo: elegidos para llevarnos derecho al infierno. Usted sabe cómo distinguir. Ya estamos allí. Mire la etiqueta.


Es todo alrededor de usted.


Mire los embaucamientos que ellos han perpetrado sobre nosotros:


Osama bin Laden. Sadam Hussein. La gripe porcina. La energía atómica. El fluoruro. Las elecciones limpias. El SIDA. La Reserva Federal. El impuesto sobre la renta. La Guerra Civil... Usted conoce la lista. Buena música. Gardasil[vacuna contra el virus del papiloma humano]. Esto es una tentativa de asesinato en 360 grados, por lo que puedo ver.


Eustace Mullins me contó este cuento dos veces, con varios años de diferencia. Cuando él vivía en Washington DC y visitaba regularmente al poeta encarcelado Ezra Pound, él también almorzaba con regularidad con el legendario Benjamin Freedman, quien, como Mullins notó, era un ejecutivo de la infameLiga Anti-Difamación, uno de los muchos grupos de la policía política judía.


Cuando expresé a Mullins que me parecía que Freedman, a pesar de toda su invectiva aparentemente esclarecida, estaba simplemente tratando de demostrarnos que los judíos podían parecer humanos, Mullins me miró, encogió sus hombros y levantó una ceja.


De esa manera, ahora usted sabe por qué nunca quiero ser agrupado con escritores judíos (y rara vez quiero siquiera leerlos), porque está garantizado que usted conseguirá la historia incorrecta, y, peor todavía, la base de datos gracias a la cual usted toma todas las decisiones que afectan su vida estará contaminada por información deliberadamente falsa. A menudo, los efectos de aquella desinformación son irreversibles.-

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