La Cruz Roja y las cifras del gobierno de Alemania Oriental ponen las muertes totales en todos los campos de concentración en 272.000 y 282.000 respectivamente, lo que incluye a homosexuales, comunistas, gitanos, asesinos, pedófilos, etc. La cifra de 6 Millones es un número kabalístico, una cifra mágica que figuró en los periódicos a principios del siglo XX.
ARCHIVOS OFICIALESDE LA CRUZ ROJA INTERNACIONAL
Desclasificados..La Cruz Roja Internacional publicó su análisis en un Informe del Comité Internacional de la Cruz Roja sobre sus Actividades durante la Segunda Guerra Mundial en tres volúmenes publicado en Ginebra en 1948.
Sellados y guardados desde el final de la Segunda Guerra Mundial en Arolsen, Alemania, los archivos oficiales de la Cruz Roja Internacional (CRI) revelan que el número total real de víctimas en los campos de concentración fue de 271.301.
Durante años, a la gente de todo el mundo de Occidente en particular se le ha dicho que «seis millones de judíos fueron sistemáticamente asesinados por alemanes en los campos de concentración.
Miles de personas honestas que han cuestionado esa afirmación han sido cruelmente difamados como odiosos anti-judíos. Varios países de todo el mundo han encarcelado y multado duramente a la gente que no está de acuerdo con la aseveración de que "6 millones" de judíos fueron muertos.
Se muestra en este lugar una imagen escaneada de un documento oficial de la Cruz Roja Internacional que demuestra que el llamado Holocuento, la afirmación permanente de los 6 millones de judíos es simplemente erróneo. Los judíos de todo el mundo han exagerado intencionalmente y permanentemente han mentido con el propósito de obtener ventajas políticas, emocionales y comerciales para ellos.
¡Ellos cometieron un FRAUDE criminal deliberado sobre millones de personas confiadas en todo el mundo!.
Los contribuyentes de Alemania, Suiza, Austria, Letonia, Polonia y otras naciones han tenido múltiples millones de dólares tomados de sus salarios para ser pagados a sobrevivientes del holocuento y sus descendientes por algo que NO SUCEDIÓ.
Los contribuyentes de Estados Unidos gastan miles de millones de dólares cada año en apoyo directo, indirecto y militar del Estado de Israel, que no es el Israel bíblico.
Esto es un fraude intencional y criminal a una escala tan masiva que es casi incomprensible.
Las cifras de la Cruz Roja y del gobierno de Alemania Oriental cuantifican las muertes totales en cada campo en 272.000 y 282.000 respectivamente, las que incluyen a maricones, comunistas, gitanos, asesinos, pedófilos, etc. La cifra de 6 Millones es un número kabalístico, una cifra mágica que figuró en periódicos noticiosos a principios de los años 1900.
¿De dónde los inocentes alemanes, estadounidenses y los otros van a conseguir un reembolso?.
Pido el procesamiento criminal de individuos y grupos que presentaron falsas demandas para obtener reparaciones por el Holocuento y recompensas por daño financieros, y que perpetraron fraude deliberado sobre los Tribunales.
Pido la remoción de las referencias al Holocuento en los libros de Historia y materiales educativos.
Pido el retiro de los monumentos conmemorativos del Holocuento en todo el mundo.
Hace mucho que este fraude intencional debió haber sido detenido y aquellos que lo perpetraron haber sido llevados ante la Justicia por más de 60 años de un Libelo de Sangre Nacional contra Alemania y otras naciones mediante mentiras maliciosas y fraude financiero.
Entre las revisiones más importantes de la cuestión judía en Europa durante la Segunda Guerra Mundial está el examen de David Irving de los archivos rusos después de que el muro soviético cayó. Irving publicó sus conclusiones en su libro "La Guerra de Hitler" y no dijo una palabra sobre cámaras de gas.
Cuando se le preguntó acerca de esta omisión él dijo que no había ninguna referencia a cámaras de gas en los archivos y que por lo tanto él no se refiere al asunto de las cámaras de gas. Irving fue arrestado en varios países acusado de proferir un discurso de odio por su académica omisión.
En 1939 la Cruz Roja Internacional entrevistó a prisioneros en los campos alemanes. No le fue permitido entrevistar a prisioneros en los campos rusos que eran mucho más rudos.
Los campos alemanes albergaban tanto a prisioneros políticos (Schutzhaflinge) como a aquellos condenados por crímenes. Los alemanes permitieron que la Cruz Roja distribuyera comida, medicina y ropa a los presos.
Los presos enviaron cartas de agradecimiento desde Dachau, Buchenwald, Sangerhausen, Sachsenhausen, Oranienburg, Flossenburg, Landsberg-am-Lech, Fibha, Ravensbruck, Hamburg-Neuengamme, Mauthausen, Theresienstadt, Auschwitz, Bergen-Belsen y otros.
"Los principales receptores eran belgas, holandeses, franceses, griegos, italianos, noruegos, polacos y judíos apátridas" (volumen III, p. 83).
En cuanto a Theresienstadt, la Cruz Roja dijo: "...donde había aproximadamente 40.000 judíos deportados de varios países, era un ghettorelativamente privilegiado" (volumen III, p. 75).
"Los delegados del Comité fueron capaces de visitar el campo en Theresienstadt que fue usado exclusivamente para judíos y era gobernado por condiciones especiales... De acuerdo a la información reunida por el Comité, ese campo había partido como un experimento por ciertos líderes del Reich... Estos hombres querían dar a los judíos los medios para establecer una vida comunal en una ciudad bajo su propia administración y poseyendo una autonomía casi completa... dos delegados fueron capaces de visitar el campo el 6 de Abril de 1945. Ellos confirmaron la impresión favorable obtenida durante la primera visita" (volumen I, p. 642).
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) también tuvo elogios para el régimen de Ion Antonescu de la Rumania fascista, donde el Comité fue capaz de extender una ayuda especial a 183.000 judíos rumanos hasta el tiempo de la ocupación soviética.
La ayuda entonces cesó y el CICR se quejó amargamente de que nunca tuvo éxito "en el envío de nada en absoluto hacia Rusia" (volumen II, p. 62). La misma situación se aplicaba a muchos de los campos alemanes después de su "liberación" por los rusos.
El CICR recibió un flujo voluminoso de correo desde Auschwitz hasta el período de la ocupación soviética, cuando muchos de los internados fueron evacuados hacia el Oeste. Pero los esfuerzos de la Cruz Roja para enviar ayuda a internados que permanecieron en Auschwitz bajo control soviético fueron vanos.
Que nadie se escandalice, solo son muñecos.
Sin embargo, paquetes con alimentos siguieron siendo enviados a los antiguos presidiarios de Auschwitz transferidos al Oeste a campos como Buchenwald y Oranienburg.
Uno de los aspectos más importantes del Informe del CICR es que clarifica la verdadera causa de las muertes que indudablemente ocurrieron en los campos hacia el final de la guerra.
Dice el Informe: "En la condición caótica de Alemania después de la invasión durante los meses finales de la guerra, los campos no recibieron en absoluto ningún suministro de alimentos, y el hambre reclamó un número creciente de víctimas.
Alarmado por esta situación, el Gobierno alemán al final informó al CICR el 1° de Febrero de 1945... En Marzo de 1945, discusiones entre el presidente del CICR y el General de la SS Kaltenbrunner dio resultados aún más decisivos.
La ayuda podía ser distribuída de ahí en adelante por el CICR y un delegado fue autorizado para quedarse en cada campo" (volumen III, p.83).
Es evidente que las autoridades alemanas se esforzaron para aliviar la grave situación en la medida que ellos pudieron.
La Cruz Roja es muy explícita al afirmar que los suministros de alimentos cesaron en aquel entonces debido al bombardeo Aliado del transporte alemán, y explícita al señalar las preocupaciones de judíos internados, quienes habían protestado el 15 de Marzo de 1944 contra "la bárbara guerra aérea de los Aliados" (Inter Arma Caritas, p. 78).
Hacia el 2 de Octubre de 1944, el CICR había advertido al Ministerio de Asuntos Exteriores alemán del colapso inminente del sistema de transporte alemán, declarando que las condiciones de hambre para la gente en todas partes de Alemania se estaban haciendo inevitables.
En relación con este completo Informe en tres volúmenes, es importante acentuar que los delegados de la Cruz Roja Internacional no encontraron ninguna prueba en absoluto de las "cámaras de gas".
La edición original de 1946 no hablaba siquiera de "exterminio" o de "campos de la muerte"; pero después del impacto emocional de los procesos de Nuremberg, la Cruz Roja se sintió obligada a introducir en el Informe ampliado de 1948 varias referencias apresuradas a los "campos de la muerte" (volumen I p. 641) y a los "campos de exterminio" (volumen I p. 645).
Sin embargo, ningún medio de "exterminio" es señalado.
En todas sus 1.600 páginas el Informe en tres volúmenes ni siquiera menciona una cosa tal como una "cámara de gas". Reconoce que los judíos, como muchas otras nacionalidades del tiempo de la guerra, sufrieron rigores y privaciones, pero "su silencio completo sobre el asunto de los gaseamientos" es una amplia refutación de la leyenda del "Holocausto".
NO TODOS FUERON INTERNADOS
El volumen III del Informe del CICR, en el capítulo 3 (I. Población Civil Judía) trata acerca de la "ayuda dada a la sección judía de la población libre", y este capítulo deja muy en claro que de ningún modo todos los judíos europeos fueron colocados en campos de internamiento sino que permanecieron, sujetos a ciertas restricciones, como parte de la población civil libre.
Esto entra en conflicto directamente con la "minuciosidad" del supuesto "programa de exterminio", y con la afirmación que está en las fabricadas memorias de Rudolf Hoess de que Eichmann estaba obsesionado con la captura de cada judío sobre el cual él pudiera poner sus manos". En Eslovaquia, por ejemplo, donde el ayudante de Eichmann, Dieter Wisliceny, era el que estaba a cargo, el Informe declara que "una gran proporción de la minoría judía tenía permiso para permanecer en el país, y en ciertos períodos Eslovaquia fue considerada como un relativo asilo de refugio por los judíos, sobre todo por aquellos que llegaban desde Polonia.
Aquellos que permanecieron en Eslovaquia parecen haber estado en una relativa seguridad hasta el final de Agosto de 1944, cuando una rebelión contra las fuerzas alemanas tuvo lugar. Si bien es cierto que la ley del 15 de Mayo de 1942 había causado el internamiento de varios miles de judíos, esta gente fue mantenida en campos donde las condiciones de comida y alojamiento eran tolerables, y donde a los internados se les permitía hacer un trabajo pagado en términos casi iguales a los del mercado de trabajo libre" (volumen I, p. 646).
No sólo un gran número de los tres millones y tanto de judíos europeos evitaron el internamiento completamente, sino que la emigración de judíos prosiguió durante toda la guerra, generalmente por vía de Hungría, Rumania y Turquía. Irónicamente, la emigración judía de la posguerra desde los territorios ocupados por los alemanes también fue facilitada por el Reich, como en el caso de los judíos polacos que habían escapado a Francia antes de su ocupación.
"Los judíos de Polonia que, mientras estuvieron en Francia, habían obtenido permisos de entrada a Estados Unidos, fueron considerados como ciudadanos estadounidenses por las autoridades de ocupación alemanas, quienes posteriormente consintieron en reconocer la validez de aproximadamente tres mil pasaportes emitidos para los judíos por los consulados de países sudamericanos" (volumen I, p. 645).
Como futuros ciudadanos estadounidenses, estos judíos fueron reunidos en el campo Vittel en Francia del Sur para extranjeros estadonidenses. La emigración de judíos europeos, desde Hungría en particular, se llevó a cabo libre de obstáculos durante la guerra por las autoridades alemanas. "Hasta Marzo de 1944", dice el Informe de la Cruz Roja, "los judíos que tenían el privilegio de visados para Palestina eran libres de dejar Hungría" (volumen I, p. 648). Incluso después del reemplazo del gobierno de Horthy en 1944 (después del intentado armisticio húngaro con la Unión Soviética), con un gobierno más dependiente de las autoridades alemanas, la emigración de judíos prosiguió.
El Comité aseguró los compromisos tanto de Gran Bretaña como de Estados Unidos "para dar apoyo con todos los medios a su alcance a la emigración de judíos desde Hungría", y de parte del gobierno estadounidense el CICR recibió un mensaje que aseguraba que "el Gobierno de Estados Unidos... ahora expresamente reitera su garantía de que hará arreglos para el cuidado de todos los judíos a los que en las circunstancias presentes se les permite marcharse" (volumen I, p. 649).
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