Por Christian Miller..25 de Agosto de 2010... El objetivo principal del movimiento de "fronteras abiertas" es inundar con millones de hombres no-Blancos todas las naciones tradicionalmente Blancas. No se equivoque: esto no es mera coincidencia. Es el genocidio Blanco por diseño, en aplicación en todo el mundo. Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Bélgica, los Países Bajos y Australia: la gente blanca fundó y pobló estas naciones. Todas estas naciones funcionaron bajo el mandato implícito, si no explícito según la ley, de que ellas existían como naciones Blancas para la posteridad del linaje Blanco fundador. Todas estas naciones tenían poblaciones Blancas de manera abrumadora por la preponderancia de su historia nacional. Ahora, al comienzo del siglo XXI, todas estas naciones tradicionalmente Blancas enfrentan perturbaciones demográficas por la masiva inmigración de no-Blancos. Las poblaciones Blancas de estos países se ha programado que se conviertan en poblaciones minoritarias en sólo unas pocas generaciones.
¿Por qué hoy el empuje para la inmigración sin restricción se ha enfocado tan fuerte y específicamente sobre las naciones tradicionalmente Blancas? Algunos dicen que las naciones tradicionalmente Blancas son económicamente avanzadas y por lo tanto destinos deseables para la inmigración. Esta observación es en general exacta. Sin embargo, esto no explica la historia entera, porque hay muchas otras naciones avanzadas que son tradicionalmente no-Blancas pero que no afrontan ninguna presión para absorber poblaciones extranjeras.
Japón es una de las economías más altamente avanzadas en el mundo. Es un hecho bien conocido y bien documentado que Japón enfrenta una grave declinación demográfica. No hay bastantes japoneses jóvenes para asumir los peldaños inferiores de la fuerza laboral. La población japonesa de edad avanzada se cierne en el horizonte, destinada a tensar el sistema de jubilación y retiro. La tasa reproductiva japonesa está lejos por debajo de la tasa de reemplazo. Con el tiempo, la población de Japón seguirá su precipitado descenso. Bajo la doctrina económica globalista ortodoxa, la situación de Japón está invitando a un influjo masivo de una barata fuerza extranjera de trabajo. Pero de alguna manera el discurso político internacional apenas menciona el tema de la masiva inmigración no-japonesa a Japón. No hay ninguna fuerte presión internacional o doméstica (o una demanda imperiosa) para que Japón importe a millones de africanos o sudamericanos. Japón no está seleccionado para el genocidio mediante la inmigración masiva de no-japoneses. Japón no es el objetivo. Japón es libre de permanecer japonés. Son sólo las naciones Blancas las que están en la mira para el genocidio.
Los igualitaristas afirman que el "problema racial" desaparecerá si las naciones tradicionalmente Blancas asimilan y se cruzan con poblaciones no-Blancas. Algunos imaginan que esto producirá una utopía de bellezas con piel morena, una sociedad sin raza, homogénea por defecto. Otros reconocen este escenario como la erradicación sistemática de la raza Blanca: el genocidio Blanco. Para apuntalar la credibilidad de esta última posición, ponga el zapato en el otro pie.
Suponga, por el bien del argumento, que, en una impresionante inversión, la "corrección política" dicta que los africanos son opresores racistas. Los africanos disfrutan desproporcionadamente de exquisiteces materiales, subyugan injustamente a otras razas, y un invisible "privilegio africano" que impregna el aire oprime misteriosamente a todas las otras razas. En este mundo hipotético, el racismo institucional significa que los africanos están predispuestos al éxito y al logro mundano desde su nacimiento, a consecuencia de la actual relación de poder político. Ahora, siga la prescripción habitual para la curación con proyectos para la diversidad forzosa, y mire cómo comienzan los fuegos artificiales.
El continente de África puede solucionar el "problema racial" por medio de un influjo masivo de no-africanos. Estos no africanos se asimilarán y con el tiempo se cruzarán con los africanos. El resultado final será una utopía de bellezas con piel café oscuro, una sociedad sin raza, homogénea por defecto. Todo el mundo unirá manos en unidad, el odio será una cosa del pasado, y la opresión racial ya no será una opción.
Una mente aguda rápidamente comprende que la solución al "problema racial" en el ejemplo africano es realmente la Solución Final para los africanos. Es decir, la erradicación sistemática de la gente africana, el genocidio africano. Ningún hombre Negro racional estará de acuerdo con tal campaña genocida. Ningún hombre Negro razonable apoyará y alentará la destrucción de sus congéneres africanos. Ninguna raza merece el genocidio. Cada raza tiene el derecho a existir biológica, étnica y culturalmente.
La ley internacional define el Genocidio como un crimen internacional contra la Humanidad, con graves castigos por su transgresión. En cuanto al reconocimiento internacional de la realidad de la raza, pregunte a los fantasmas de Sadam Hussein o de Wilhelm Frick si los kurdos o los judíos, respectivamente, son meros "constructos sociales". La raza es una realidad internacionalmente reconocida y es un factor principal en el crimen de genocidio. En el futuro, las élites políticas y económicas que son responsables de las políticas del genocidio Blanco pueden enfrentar un juicio ante un tribunal internacional. La Convención de Naciones Unidas sobre la Prevención y Castigo del Crimen de Genocidio, de 1948, en su artículo II establece:
«En la presente Convención, genocidio significa cualquiera de los actos siguientes cometidos con la intención de destruír, del todo o en parte, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal:
(a) Matar a miembros del grupo;
(b) Causar serio daño corporal o mental a miembros del grupo;
(c) Imponer deliberadamente sobre el grupo condiciones de vida calculadas para causar su destrucción física del todo o en parte;
(d) Imponer medidas orientadas a impedir los nacimientos dentro del grupo;
(e) Trasladar a la fuerza a niños del grupo hacia otro grupo».
Las actuales medidas inmigratorias y políticas de muchas naciones tradicionalmente Blancas, sobre todo de Estados Unidos, están en violación de la parte (c) y posiblemente de la parte (d). Las naciones Blancas han sido subvertidas por condiciones que favorecen fuertemente la inmigración no-Blanca, que restringen los índices de natalidad de los Blancos, y que animan y apoyan las tasas de natalidad de los no-Blancos, y que están de este modo calculadas para causar la destrucción física de la raza Blanca. Hay muchas declaraciones de políticos, profesores y expertos que defienden este mismo punto, el final de la raza Blanca. El genocidio no es siempre un acto de asesinato tradicional. La Convención de Naciones Unidas sobre el Genocidiocubre el genocidio violento con las partes (a) y (b). Sin embargo, las definiciones restantes se refieren a los métodos indirectos y crecientes, para clarificar que cualquier forma de genocidio es castigable conforme a la ley internacional.
Estados Unidos empleó una política de inmigración explícitamente pro-Blanca durante la totalidad de sus dos siglos de existencia hasta la traicionera Ley de Inmigración de 1965, que revocó esta salvaguardia y subvirtió la política de inmigración estadounidense para discriminar a los europeos Blancos en favor de la inmigración no-Blanca. Antes de la Ley de 1965, la política de inmigración estadounidense favorecía la inmigración europea Blanca para mantener el statu quo de la población estadounidense. Los arquitectos detrás del escenario de la Ley de 1965 comprendieron que la abrumadora inmigración legal de no-Blancos inevitablemente con el tiempo reduciría la población estadounidense Blanca. Los testaferros políticos de la Ley de 1965, como Ted Kennedy, aseguraron falsamente al público estadounidense que la nueva política de inmigración no alteraría el equilibrio racial de Estados Unidos. En 1965, EE.UU. era Blanco aproximadamente en un 89%. Sólo unas pocas generaciones más tarde, EE.UU. es Blanco aproximadamente en un 65%. En una generación más, los estadounidenses Blancos serán una minoría en su propio país.
Los extranjeros ilegales crean el ulterior caos demográfico, cuando los estadounidenses Blancos son desplazados y mestizados por millones de extranjeros inmigrante ilegales mestizos de Sudamérica. A pesar del abrumador deseo público de sellar la frontera y de deportar y negar la entrada a extranjeros ilegales, el gobierno federal ha ignorado deliberadamente su mandato para proteger contra todas las amenazas, extranjeras y domésticas. Los inmigrantes legales no-Blancos y las decenas de millones de invasores extranjeros inmigrantes ilegales mestizos sustituirán a la mayoría estadounidense Blanca en las próximas pocas décadas. Los estadounidenses Blancos se convertirán en una minoría en su propia nación.
De manera aplastante, la inmigración legal de no-Blancos y los millones de extranjeros ilegales no-Blancos son intrínsecamente destructivos para la población estadounidense Blanca. Las políticas de bienestar y beneficios sociales recompensan económicamente a los grupos de no-Blancos generalmente más pobres para que tengan grandes camadas de niños. Las políticas de contratación preferencial reservan puestos de trabajo para gente no-Blanca. Una floja aplicación de la ley de empleo permite que hombres no-Blancos reduzcan los salarios de los educados ciudadanos estadounidenses Blancos. El aspecto terrible de estas tendencias es que la mayoría de estas políticas, como el bienestar, los vales de comida y la atención médica de emergencia gratis, son predominantemente financiadas por contribuyentes estadounidenses Blancos. Estos contribuyentes estadounidenses Blancos trabajan bajo condiciones calculadas para causar su genocidio, por cuanto el progresivo impuesto sobre la renta desalienta a los estadounidenses Blancos más productivos a tener hijos.
Los educados contribuyentes estadounidenses Blancos, autosuficientes y observantes de la ley, afrontan los mayores des-incentivos para tener familias grandes. A cambio de esto, estos contribuyentes Blancos trabajan mucho, pero son obligados a apoyar económicamente a criminales, extranjeros ilegales y abusadores del sistema de bienestar. Los impuestos pagados por trabajadores ciudadanos Blancos son transferidos a extranjeros ilegales analfabetos para financiar grandes camadas de bebés-ancla que producirán una cantidad siempre creciente de obligaciones de bienestar y futuros criminales. La población estadounidense Blanca disminuye mientras las poblaciones no-Blancas aumentan exponencialmente, forzando aún más el sistema de bienestar, atestando las celdas de las prisiones, diluyendo los estándares educacionales, y destruyendo los vecindarios Blancos anteriormente seguros. Los estadounidenses Blancos están afrontando el creciente genocidio por diseño, que es precisamente por qué tantos dejan de reconocer la progresiva tendencia. El genocidio no tiene necesariamente que ser asociado con machetes, pelotones de fusilamiento o ejecuciones. El tipo de genocidio que los estadounidenses Blancos enfrentan es mucho más sutil, lo que lo hace mucho más peligroso.
Negar a los ciudadanos Blancos de las naciones Blancas el derecho a preservarse a sí mismos —biológica, étnica y culturalmente— es un verdadero ejemplo de racismo y odio. El genocidio nunca es aceptable. ¿Qué puede ser más racista que la completa y sistemática destrucción de una raza entera?. Los estadounidenses Blancos no tienen que estar avergonzados de identificarse sobre una base racial, cuando cada otra raza en Estados Unidos tiene una licencia política para hacer aquello. La Raza, la Liga de Ciudadanos Latinoamericanos Unidos (LULAC), la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color (NAACP), y la Liga Anti-Difamación (ADL) de la [logía judía] B'nai B’rith están todas ligadas por lazos raciales o étnicos.
Los estadounidenses Blancos se están acercando ahora a la condición de minoría en la nación por la que sus antepasados lucharon y que construyeron desde sus cimientos. Si los actuales índices de natalidad continúan, los estadounidenses Blancos serán un grupo minoritario dentro de unas pocas generaciones. Los estadounidenses Blancos deben ser libres para oponerse a la política de inmigración del genocidio Blanco sin ser calificados como "racistas", un término que ha perdido potencia debido a su uso como un instrumento político para silenciar la defensa Blanca. La palabra "racista" es una tentativa escasamente velada de silenciar a una persona que desea proteger su raza de la extinción, una persona que se opone al genocidio. La palabra "racista" es un insulto vacío destinado a cerrar el debate, a silenciar a la gente Blanca, y a ofuscar la realidad del genocidio Blanco.
Los estadounidenses Blancos deben ser libres para describir las injusticias raciales cometidas contra la gente Blanca, y libres para introducir el término "anti-Blanco" en el discurso político predominante del único modo posible, comenzando con la conversación privada. Los medios predominantes de comunicación intentan moldear la opinión pública, pero cuando existe un cambio sísmico en el pensamiento estadounidense, la prensa no tiene ninguna otra opción sino doblegarse ante la presión popular. Exija un final al genocidio Blanco y a las políticas anti-Blancas.
Los estadounidenses Blancos tienen los mismos derechos a la identidad, organización, defensa y existencia como cualquier otro grupo en Estados Unidos. Tome una posición de principios, inflexible y elocuente, contra el genocidio Blanco. Diríjase a vecinos e informe a sus amigos. Escriba cartas a editores, productores de televisión, figuras de los medios, y sobre todo a políticos. Deje a la atenuada voz Blanca limpiar su garganta y hablar claramente y con fuerza después de décadas de silencio. Dé vuelta las mesas y recupere la superioridad moral. La verdad es peligrosa, que es exactamente por qué insultos como "racista" son usados actualmente para acallar a la razonable oposición al genocidio Blanco. No le preste atención a tales denuncias, o mejor aún, monte la ofensiva con un contraataque.
Cualquiera que se oponga a un retorno a las políticas estadounidenses tradicionales de inmigración está en favor del genocidio Blanco. Cualquiera que apoye la amnistía para decenas de millones de extranjeros ilegales está en favor del genocidio Blanco. La actual política de inmigración estadounidense discrimina en contra de los europeos Blancos y está a favor del genocidio Blanco. No hay nada más racista que el genocidio, porque es la destrucción de una raza entera. Si alguien grita "¡racista!" en un pequeño intento de silenciar el debate, explique que un verdadero racista es alguien que quiere cometer genocidio contra la raza Blanca. Detenga el genocidio Blanco con una conversación, con un tema de conversación, con una carta, una queja, un comentario, una noticia, y una persona a la vez. Permanezca con un mensaje coherente contra el genocidio Blanco.
La raza Blanca del futuro, si debe haber una, estará agradecida.
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