El parásito en jefe de la monarquía de Arabia Saudita, el rey Abdalá, acaba de legislar que los ateos son terroristas, olvida ese sujeto que todavía ningún ateo ha estrellado aviones contra inocentes en nombre del ateísmo.
No me extraña que los animales propongan leyes que son indignas hasta para los animales. Lo que verdaderamente me llama la atención es que lapiden a la adúltera nunca al cerdo del dodotis en la cabeza, para él solo si hay cuatro testigos. ¿Es que acaso se folla en público?
Para que vean la clase de bicho que tiene Dios dirigiendo Arabia, vean lo que el diario The Independent publica respecto al decreto real número 44, que tipifica como delito la participación en las hostilidades fuera del reino, con penas de prisión de entre tres y 20 años. El primer artículo de esa normativa contempla que el llamamiento al ateísmo en cualquier forma o a las dudas sobre los fundamentos de la religión islámica en la que se basa este país se considera terrorismo.
Las autoridades sauditas nunca han tolerado las críticas a sus políticas, pero estas recientes leyes y reglamentos convierten casi cualquier expresión crítica o asociación independiente en delitos de terrorismo, dijo Joe Stork, subdirector para Oriente Medio y el norte de África de Human Rights Watch.
Fue su madre, Alanoud Alfayez, de 57 años y divorciada de Abdalá desde 1984, quien llevó primero el caso a los medios en Gran Bretaña, donde reside desde hace años. A partir de eso, la periodista del Sunday TimesHala Jaber ha contactado a las princesas y les ha realizado un reportaje vía Facebook.
De acuerdo con dicho artículo, a pesar de tener acceso a internet, ninguna de las hijas del rey tiene permitido abandonar el palacio real, sino es acompañada por alguno de sus hermanos varones o bajo estricta vigilancia de la seguridad de su padre, e incluso en esas condiciones, sólo tienen permitido salir a hacer las compras.
Proponen reintroducir la lapidación en casos de adulterio en Afganistán.
El comité de la ley islámica o sharia, un grupo que trabaja en la redacción del nuevo Código Penal en Afganistán, propuso recuperar la lapidación en casos de adulterio, denunció la organización Human Rights Watch (HRW), que instó al Gobierno afgano a rechazar la iniciativa.
Estamos trabajando en el borrador de un código penal sharia donde el castigo para el adulterio, si hay cuatro testigos, sea la lapidación, indicó Rohullah Qarizada, miembro de dicho comité, citado por la agencia Reuters.
El director de HRW en Asia, Brad Adams, denunció que es absolutamente terrible que 12 años después de la caída del Gobierno talibán, la administración del presidente Hamid Karzai vuelva a considerar la lapidación como una forma de castigo.
Una menor de Marruecos se suicida tras ser obligada a casarse con su violador.- Amina Filali, de 16 años, no aguantó más. A primera hora de la tarde del sábado tragó unas cucharadas de mata
ratas en la casa de sus suegros en el pueblo de Chourfa, en la costa atlántica de Marruecos, a mitad de camino entre Arcila y Larache. Cuando arreciaron los dolores y Amina empezó a gritar, su marido, Mustafa Sallak, de 25 años, la introdujo en un taxi colectivo y la llevó al hospital de Larache, a una veintena de kilómetros.
Llegaron tarde. Antes de agonizar, el mismo sábado, Amina confesó a los médicos lo que había ingerido. Su cuerpo permanece aún en el depósito de cadáveres a la espera de que los forenses le hagan una autopsia. La legislación marroquí obliga a hacérsela a los suicidas.
La vida de Amina cambió hace ocho o nueve meses, recuerda un miembro de las fuerzas de seguridad destinado en la zona y que pide que no se revele su nombre ni graduación. Tenía 15 años cuando Mustafá la agredió sexualmente, prosigue el agente. El padre de la pequeña, Lahcen Filali, le denunció ante la fiscalía por perversión de menores.
Una familia se ofreció entonces a mediar entre Lahcen y el padre del agresor, añade la misma fuente. Propuso recurrir al artículo 475 del Código Penal marroquí que permite al agresor o violador de una menor casarse con su víctima y evitar así el juicio y la probable pena de cárcel. Al hacerlo reconoce su culpabilidad.
Los padres de Amina y Mustafa dieron su acuerdo. Un juez de familia de Larache autorizó entonces el matrimonio de la menor como lo requiere la moudawana, el código de familia en vigor desde 2004.
En Sudán, un grupo de mujeres es azotado bajo la acusación de vestir “indecentemente” por llevar pantalones, una vestimenta que las autoridades consideran indecente en base a los dictámenes de la sharia o ley islámica, según informó a la BBC una periodista local que también fue detenida por los mismos cargos.
Lubna Ahmed Al Husein explicó que, según la acusación, se enfrenta a un castigo de 40 latigazos. Fue arrestada junto a otras 12 mujeres, todas ellas vestidas con pantalones, en un restaurante de la capital sudanesa, Jartum.
Al Husein, conocida periodista que escribe una columna semanal en un periódico local y trabaja para la Misión de la ONU en Sudán (UNAMID), señaló que un grupo de unos 20 ó 30 agentes de Policía entraron en el restaurante y detuvieron a todas las mujeres que llevaban pantalones. Las que no se declararon culpables inmediatamente, incluida ella, prefirieron esperar a hablar con sus abogados antes de tomar una decisión y ahora esperan la sentencia.
Pero lo peor es que, después de tantos años de ONU, todavía no nos hemos puesto a saco a prohibir la integración de países que mantengan esa aberración. Cada cual puede creer en lo que quiera ovnis, dioses, ratoncito Pérez pero la imposición a los demás debe prohibirse ya si queremos un mundo más justo.
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