Las leyes de "discurso de odio" son en realidad un programa para obligarnos a aceptar las acciones de aquellos que odian la cultura cristiana.
Dichas leyes permiten que los Illuminati destruyan todo lo que el mundo occidental considera sagrado mientras criminalizan a cualquiera que defienda nuestro apreciado estilo de vida. En Estados Unidos, ya en la década de 1930, la pregunta de si el odio debería ser proscrito había sido planteada por los enemigos de la verdad, en gran parte gracias a la exposición hecha por el movimiento nacionalsocialista en Alemania y por el movimiento America First en Estados Unidos del batir de tambores talmúdico para conseguir la participación estadounidense en la Segunda Guerra Mundial.
Los patriotas que no veían ninguna razón para que Estados Unidos entrara en aquella guerra —excepto salvar el comunismo— fueron encarcelados y juzgados por sedición en un juicio-espectáculo político de estilo soviético.
A la vez que se hicieron todos los esfuerzos para presentar a los acusados como odiadores de Estados Unidos, eran sus acusadores internacionalistas los que abrigaban un verdadero odio hacia nuestros principios nacionales.
La andanada de propaganda estigmatizando a los patriotas como "odiadores" sólo se intensificó cuando la globalista Naciones Unidas nació después de aquella destructiva guerra, la que salvó realmente al comunismo utilizando el poderío estadounidense.
En una publicación de 1947 aprobada por el cardenal Spellman de Nueva York, Rituale Romanum, la cuestión del anti-odio fue puesta en la perspectiva apropiada.
"Los efectos de largo alcance de esta campaña (para criminalizar odios específicos) son evidentes incluso ahora. Esto produce un ciudadano débil, un hombre que no tiene ninguna sensibilidad cultural, que es incapaz de indignación, que afronta el desastre moral, el desastre político y la inminente catástrofe mundial con un semblante en blanco y sonriente. Él tiene sólo comprensión para los enemigos de su país, solamente sentimientos amables para aquellos que destruirían su casa y su familia. Él es universalmente tolerante, totalmente sin prejuicios. Si tiene principios, los mantiene bien ocultos. Él es un hombre de masilla anónimo y sin carácter".
Los verdaderos hombres de aquella generación despreciaban a tal gente como maravillas sin agallas. Hoy ellos son elogiados como políticamente correctos.
G. K. Chesterton, siempre adelantado a su época, reflexionó: La moderna tolerancia es realmente una tiranía. Es una tiranía porque es un silencio. Decir que no debo negar las convicciones de mi oponente quiere decir que no debo hablar de ello.
LA B'NAI B'RITH y TOMÁS DE AQUINO
Ése es exactamente el objetivo de la censura aplicada por la Liga Anti-Difamación (ADL) de la B'nai B'rith, como creadora y promotora de leyes de "discurso de odio" a través de todo el mundo. Aquellos conspiradores de la ADL trabajan para anular la intolerancia hacia los males que ellos promueven, reteniendo arrogantemente para ellos mismos el derecho a ser el árbitro del mundo de lo que será tolerado y lo que no, sustituyendo los edictos de Dios y de la Naturaleza acerca de lo correcto y lo incorrecto con su propia intolerancia total hacia cualquier cosa que se interponga en el camino de su agenda de conquista mundial.
A fin de entender el verdadero propósito de las leyes de discurso de odio escritas e instadas por la ADL, ya en funcionamiento en naciones como Alemania, Canadá y Gran Bretaña, y programadas por la ADL para cada nación, es necesario entender algo de la pasión llamada odio.
El profundo pensador universalmente aclamado en todos los tiempos Tomás de Aquino, estableció que todas las pasiones se originan de la única pasión del amor. El odio, lo contrario del amor, sostenía Aquino, es simplemente la pasión contra aquello que amenazaría un amor.
Por ejemplo, el odio de alguien hacia el veneno es una reacción al amor por su vida. Como el odio está basado en el amor, razonaba Aquino, se deduce que el odio es una gran potencia para el bien en la vida del hombre. El odio permite al hombre evitar los males que lo destruirían.
Es precisamente contra el odio hacia aquellos males que ahora están en el proceso de destruír la civilización occidental que las leyes de "delito de odio" redactadas por la ADL han sido diseñadas, para criminalizar, neutralizar y silenciar, siempre en nombre de la tolerancia no-discriminadora. De este modo, hacer masilla de la voluntad colectiva para la defensa de la civilización del hombre occidental es una necesidad para la implementación del Estado esclavista de la plantación global en el nuevo orden mundial. Los dueños de la plantación son demasiado pocos en número para conquistar y gobernar sin la manipulada cooperación de sus víctimas.
LOS VERDADEROS ODIADORES
Ningún medio importante de comunicación ha hecho alguna vez mención de que las mismas fuerzas que escriben leyes para bloquear el odio hacia los males que ellos patrocinan, son los verdaderos odiadores del mundo, particularmente intolerantes hacia cualquier cosa que se refiera a Cristo y al cristianismo.
La razón de su intenso odio fue dada por los Fariseos cuando ellos exigieron la crucifixión de Cristo. A menos que él fuera destruído, anunciaron ellos, él "se llevará nuestro lugar y nuestra nación".
Su intenso apego a su posición exaltada entre los israelitas, con los beneficios concomitantes, se vio amenazado por las enseñanzas superiores de Cristo, que alejaban a la gente de su control, engendrando así su odio amargo contra él. Aquel odio no ha menguado hasta este día entre los líderes del judaísmo. Dicho odio ha sido escrito en el Talmud mismo. Aquellas reveladoras patrañas de hoy adoctrinadas en la cultura judía pueden definitivamente arrebatar "el lugar y la nación" de aquellos dirigentes, y de ese modo los crueles y odiosos ataques contra las tentativas históricas de actualizar la información acerca del "Holocausto", la lista de delitos del movimiento político sionista, y la explotación del mito del "pueblo elegido", desenmascaran a los judíos como víctimas perpetuas, exponen el sustancial papel judío en el crimen organizado y en las fechorías en altos niveles financieros, etc.
Incluso antes de que la ADL existiera, en 1908, el comisario de policía de la ciudad de Nueva York, Theodore A. Bingham, en referencia a una investigación de la trata de esclavos Blancos en curso, comentó que el 50% de los crímenes en Nueva York era cometido por judíos. La carrera de Bingham fue destruída y tales comentarios han sido prohibidos en los medios de comunicación desde entonces.
Este acontecimiento provocó la creación de la poderosa Kehillah de Nueva York, que al instante, en conjunto con el American Jewish Committee, se encargó de que una revista nacional discontinuara su serie sobre la trata de esclavos Blancos después de su artículo introductorio.
Del mismo modo, el importante editor de libros George Haven Putnam, dueño de Putnam and Sons, fue forzado, en 1920, a destrozar una edición ya impresa de los muy calumniados Protocolos de los Sabios de Sión, haciendo caso a las apenas veladas amenazas de chantaje para provocarle la bancarrota, proferidas por el miembro de la ADL Louis Marshall, una figura poderosa en la política de Nueva York así como del sionismo mundial. La defensa de la familia, la comunidad y la nación contra tales males es etiquetada como "odiosa" y proscrita. Sin embargo, la destrucción en curso de aquellas entidades por gente que hierve de odio contra ellas debe ser tolerado por el "hombre masilla" o él será encarcelado.
Tal arrogante y patentemente agresivo doble estándar requiere vuestro odio y oposición intensos, por cuanto esto, de permitirse que continúe, destruirá todo lo que usted ama.–
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